Distinta película, mismo final

La necesidad inmensa que tiene el equipo por puntuar es tal, que ahora mismo es muy complicado hablar de rendimiento propio e intentar centrarse en ver a un equipo competitivo que plasme una buena imagen en el verde

El Valencia mostró luces en el duelo frente al Athletic pero volvió a perder

El Valencia mostró luces en el duelo frente al Athletic pero volvió a perder / JM López

Andrea Esteban

Andrea Esteban

La mayoría de veces cuando durante una temporada hablamos del candidato a campeón de liga, lo hacemos en situaciones de partidos en los que gana sin jugar bien, en los que saca resultados positivos de manera inexplicable. En ese momento decimos, es la suerte del campeón. Y es así, porque en una temporada tan larga esos puntos son necesarios, esos días malos en los que no te sale nada y consigues sacar un empate o una victoria en el último suspiro son claves. La sensación al salir de Mestalla el sábado fue la misma, pero en la parte contraria de la tabla. El Valencia compitió bien y mereció más en un partido que debería haber ganado o como mínimo empatado, y se fue de vacío. La necesidad inmensa que tiene el equipo por puntuar es tal, que ahora mismo es muy complicado hablar de rendimiento propio e intentar centrarse en ver a un equipo competitivo que plasme una buena imagen en el verde. Eso ahora no es suficiente. Esto va de ganar, como decía el sabio Luis Aragonés. El Valencia CF tiene la necesidad de empezar a sumar ya, las jornadas pasan, el resto de equipos ganan o empatan, y el bagaje de haber conseguido 1 punto de los últimos 21 te indica que se pueda estar cocinando una situación a final de liga que se convierta en insostenible para el club de Mestalla.

La noche del sábado, el Valencia CF mostró muchas luces que hacía tiempo que no veíamos. Esa mentalidad de la que tanto hablaba Gattuso y que brillaba por su ausencia, los jugadores la supieron sacar desde el inicio de partido. Fueron capaces de abstraerse de un ruido externo y concentrarse en lo estrictamente futbolístico durante los primeros 20 minutos, en los que la sensación era que el verdadero partido se estaba jugando en la avenida Suecia y no en el verde de Mestalla. Y justo en esos minutos el local fue superior, se mereció posicionarse por delante en el marcador y lo consiguió, en el minuto 16 con un gol que se produjo eso sí, gracias a la ayuda de un rival. La finalización de Castillejo a portería casi vacía iba fuera, y esto es un problema, al Valencia CF le sigue faltando lo más importante en este mundo del fútbol a nivel ofensivo, ser determinante en área rival y poder aprovechar las ocasiones que genera.

Si volvemos al durante, al plan que el local utilizó para acercarse a la victoria, el sábado vi detalles y cambios en los que se solucionaron diferentes aspectos que era necesario mejorar. El Valencia CF compitió con un 1.4.1.4.1 en el que Castillejo era el encargado de coger altura como segundo delantero, gozaba de mucha libertad de movimientos con balón y acompañó a Cavani como hombre más adelantado y peligroso. Esto provocó que el Valencia CF se convirtiese en un equipo mucho más amenazante, sin desestructurarse y correr excesivo riesgo, debido a que Yunus siempre estuvo pendiente de compensar esa falta de trabajo defensivo cayendo a banda y ayudando a un Foulquier, que se dedicó en la primera parte a jugar fácil y darle el balón a su compañero, que tenía el objetivo de generar peligro una y otra vez. Además, hay que destacar que Almeida se vistió de mediocentro defensivo, y pese a no participar apenas en la construcción del juego, se posicionó y dio equilibrio a un equipo que está muy necesitado de ese perfil de futbolista.

Con estos detalles, y con la positiva participación de las soluciones que fueron entrando al partido, el Valencia CF compitió bien y acabó el partido embotellando al Athletic en su área y generando ocasiones que hiciesen por lo menos, que el equipo no se marchase a casa con la injusticia de irse de vacío. Pero si al principio he hablado de la determinación con balón, lo que el Valencia CF no acaba de solucionar es la contundencia sin él. Recibió los dos goles por no ser contundente, y eso se paga. En el primero, no cortó una transición lejos de su portería cuando pudo hacerlo y permitió a Nico Williams hacer lo que mejor sabe hacer, que es correr con espacio, encarar y finalizar casi a placer. En el segundo, perdió un balón en una zona muy peligrosa en la que no puede permitirse hacerlo. El fútbol son detalles, vivimos de resultados, y el sábado vimos una película diferente pero el final fue idéntico.

Suscríbete para seguir leyendo