2030 ¿Tan lejos?

Messi levanta la Copa del Mundo en Catar 2022

Messi levanta la Copa del Mundo en Catar 2022 / EFE

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Cuando algunos ya están haciendo números para ver qué tocará cobrar como pensión en esa fecha, el fútbol ya está en campaña para nombrar a quienes vayan a ser los huéspedes del Mundial 2030. Acabado en un solo país, Qatar, el de 2022, y siendo los tres países norteamericanos los próximos en hospedarla en 2026, parece que las candidaturas múltiples son ya una moda.

En efecto, los ibéricos y el vecino Marruecos en una, los cuatro magníficos sudamericanos (Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile) en otra, y los intercontinentales de Arabia Saudí, Egipto y Grecia en la última, son las tres que están en liza. Y, en estos días, algunos ya han decidido su favorito, porque solo falta poco menos de un año para la elección, que será en el próximo Congreso de FIFA en 2024.

Sí, se ha decidido ya por la CAF, Confederación Africana de Fútbol, que será la de Marruecos la elegida (ojo, con nosotros y Portugal), así que los 53 votos (Egipto votará para sí mismo, me imagino) del continente irán para la candidatura ibérico-marroquí. Son 211 miembros de FIFA las que eligen al ganador, ganadores aquí, pero siempre hay dos o tres que están sancionados (como en Kigali este año, donde solo tuvieron derecho a voto 208). Así que 53 votos son ya casi la mitad y parece un gran avance para que se celebre en esta parte del globo.

Para los de Sudamérica, obviamente, serán los 10 votos de la Conmebol, que tiene un gran continente, pero poca cantidad. Se jugará todo, por lo tanto, entre Asia, Europa y la CONCACAF, con 41 votos, la mayoría de las islas del Caribe, como gran banco en el que pescar. La UEFA puede estar dividida entre Grecia, y sus extrañas parejas, y los ibéricos, pero creo que al menos la mitad estarán con España y Portugal. 

Si vamos por las matemáticas puras, de esos 55, digamos que 27 serían para nuestra candidatura, con lo que sumaríamos 80 votos. Necesitaríamos 25 más para ganar y ahí hemos de ser proactivos en Asia y en la CONCACAF. No creo que sea difícil poder contar con esos 25 que nos faltaría y, aun pudiendo ser tachado de hacer las cuentas de la lechera, veo que tenemos grandes posibilidades.

El golpe de la CAF, con su apoyo a Marruecos, y a nosotros, ha sido el primero en darse sobre la mesa de votantes y, a mi entender, se ha producido ya un efecto de proyectar la candidatura como la más adecuada. Arabia Saudí, teniendo tan cerca Qatar, se ha querido aunar con dos otros países de diferentes continentes, lo que ha sido una gran jugada, pero esa cercanía temporal creo que no le va a dar réditos.

Así, mi apuesta es que tendremos que lidiar con los sudamericanos, a los que, sin duda alguna, su aura como campeones mundiales, con Argentina 2022, puede tener un apoyo, no tanto en Europa, que querrá tener a sus jugadores no tan lejos geográficamente de sus clubes, sino de Asia y la CONCACAF. Los 14 de Oceanía, que parecen pocos, serán los miembros que podrían dar lugar a una sorpresa.

Como pueden ver, esto va de fútbol, pero también de política, de amistades varias y de dinero. Quizá una gira de Argentina, con Messi a la cabeza, por Asia, podría dar votos, o la cercanía de España con muchos de los países centroamericanos, otros tantos. El poder que conlleva ser sede de un Mundial, es político, ya que los mandamases de los países huéspedes van a estar en las noticias todos los días, además de aparecer en los acontecimientos de FIFA, como sorteos, patrocinios, etc…

Pero, aparte de ese, también está el económico y la gran llegada de dinero, cual maná con el que llenar arcas, mediante la construcción o mejora de infraestructuras (¡Ay, Mestalla!), la llegada de todo un alusión de aficionados, que van a suponer alegrías en las arcas del Estado y de empresas varias, incluidos hoteles, restauración y demás.

Está claro que no podemos desaprovechar esta ocasión, tal y como sí lo hicimos en la elección del mundial del 2022, cuando un mal cálculo político- deportivo nos dejó fuera de juego… Ya me veo en esa fecha yendo a visitar ciudades españolas y de nuestros vecinos. Aparte del hecho de que no tendremos que buscarnos la vida para clasificarnos, ya que lo estaremos de oficio, lo que siempre es un descanso. 

El tiempo pasa con tanta rapidez que, casi, no nos damos cuenta y entre contar los años y meses que pueden darnos una pensión y los votos para el Mundial 2030, se van a escapar aún más veloces. Menos mal que la lectura nos permite darnos un descanso y parar el tiempo (o al menos eso me parece), así que les recomiendo que no se pierdan el ensayo de Robin Dunbar, ‘Amigos’, que nos cuenta (así de claro), cuantos tenemos de verdad. Y aquí, un abrazo a un amigo, de esos de verdad del Sr. Dunbar, que se reconocerá, porque, en la pérdida, recuerde siempre lo mejor de la vida que compartió y que nunca se pierde.

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