Manipula, que algo queda

Florentino lo redujo todo a cambiar la «estructura arbitral». Y Competición actuó rápido

Florentino Pérez

Florentino Pérez / A. Pérez Meca

Rafa Marín

Rafa Marín

El racismo, la xenofobia y el odio son una lacra que hay que condenar y perseguir siempre, en especial si es en el ámbito del deporte, donde lo que tienen que primar son los valores. Además, es importante hacerlo por encima de los escudos y los nombres. Y es que no hay nada más discriminatorio que diferenciar entre víctimas de primera y segunda. Que se trate de un provocador y que el Real Madrid haya sacado a pasear su potente rodillo no justifica los insultos racistas contra Vinícius ni en Mestalla ni en ningún otro estadio.

Por eso hay que aplaudir la rápida reacción del Valencia  y las detenciones que se produjeron apenas dos días después de los hechos, con la esperanza también de que tengan un efecto disuasorio tanto entre los energúmenos que se envalentonan en las gradas como en los grupúsculos de extrema derecha que siguen anidando en el fútbol español. Sin embargo, lo que también es del todo inadmisible es la dañina campaña mediática desatada contra Mestalla, el Valencia y su afición. Como tampoco el terrible daño reputacional para la ciudad y el país entero. Las disculpas de Ancelotti llegan tarde porque el daño ya está hecho. Y la consecuencia es el castigo del Comité de Competición, una vergüenza sin precedentes, además del enésimo agravio comparativo esta temporada con el cierre de la grada Mario Kempes y la decisión de anular la tarjeta roja pese a la prueba gráfica de la agresión a Hugo Duro.

Presión efectiva

La cortina de humo le ha servido a Florentino para tapar sus miserias y volver a asomar una vez más la patita en medio del caos entre Rubiales y Tebas. La manera en la que se ha instrumentalizado un tema tan grave como el racismo es indignante. Sobre todo cuando para el presidente del Real Madrid, que sorprendió a su propio mártir con la presencia de cámaras en una cita que se suponía privada para apoyarle, la solución a todos los males pasa no por perseguir el delito y condenar a los culpables sino por cambiar la «estructura arbitral»... Pues nada, ¡manipula, que algo queda!. Y que la salvación sea matemática cuanto antes. Por si acaso.

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