Libre

No tenemos que «ofrenar» nada al fútbol español, ni a la RFEF ni LaLiga

La mejor unión en el valencianismo es el enemigo exterior

La mejor unión en el valencianismo es el enemigo exterior / Ivan Terrón

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Comprobado que la mejor unión es el enemigo exterior, tras el partido de este domingo toca una reflexión colectiva sobre el presente del Valencia. Primero y lo más necesario es amarrar la salvación -una palabra que ha venido para quedarse en el vocabulario valencianista-, deportiva y luego la de la propia entidad. La injusta resolución de Competición no debe ocultar la pésima gestión de Meriton. Una pesadilla parecida a la vergüenza de esos ultras que han vuelto a apoderarse de la grada de animación de Mestalla ante la pasividad del club, de las peñas, de los abonados y la complicidad de algunos medios residuales. Esos grupúsculos los alimenta el diablo, así que ya tarda el club en desterrarlos.

Tras esta semanita también es hora de tomar la decisión de suspender el canto del himno oficial de la Comunitat Valenciana cuando salen los jugadores. Primero porque está demostrado que no tenemos nada que «ofrenar» al fútbol español, ni a su Federación, ni a laLiga, así como tampoco es bueno que una hinchada se apropie de un todo un cántico supuestamente colectivo-patriótico. Así que, puestos a elegir, creo que el ‘Libre’ de Nino Bravo es lo que debería sonar por los altavoces de Mestalla mañana, y siempre. «Libre / Como el viento que recoge mi lamento / Y mi pesar / Camino sin cesar / Detrás de la verdad / Y sabré lo que es al fin, la libertad».

Como la empatía de los enviados de Lim es nula, Libertad VCF como la auténtica y reconocida oposición a Meriton debería adoptar ‘Libre’ como banda sonora. Porque además de señalar a la Federación, LaLiga y a los medios madridistas, también es un canto reivindicativo para recuperar el control del Valencia. Libertad VCF ha demostrado compromiso, autonomía y seriedad, huyendo de todos los populismos que acechan al club, y que nos han llevado a la situación actual. Ese gran tema de Nino Bravo debe actuar como el ‘Grándola, villa morena’ de la revolución de los claveles.

Sobre el duelo ante el Espanyol solo cabe esperar que la moneda salga cara, tras la cruz en Mallorca. No será fácil, y otra vez estamos en manos de los canteranos para afrontar la final definitiva. Hay que abstraerse del ambiente enrarecido, primero los jugadores y luego la grada.

Un último apunte. Sabemos que el presidente de la Federación Valenciana se llama Salvador Gomar, y que además es hijo del mítico gerente del Valencia entre 1973 y 1986. Una época en la que pasó de firmar contratos de futbolistas sobre el mismo capó de su coche, como ocurrió con Saura, a negociar grandes fichajes como Kempes, Diarte, Rep y Bonhof. No solo por eso, que también, pero sobre todo por su responsabilidad, debería salir de esa especie de silencio cómplice y defender al Valencia y al valencianismo de las ofensas de esa Federación de la que forma parte, o dimitir.

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