Exponer sin exponerte

La clave del fútbol llamativo, vivo y atractivo para el espectador es lograr encontrar el equilibrio

Lino celebra su gol frente al Espanyol

Lino celebra su gol frente al Espanyol / Europa Press

Andrea Esteban

Andrea Esteban

Exponer sin exponerte es mi mayor mandamiento. Es mi quebradero de cabeza. Conseguir que tu equipo proponga sin suicidarse. Mantener un equilibrio protegiéndote ante la pérdida cuando estás pensando únicamente en atacar la portería rival. Pensar constantemente en qué pasa cuando pierdo el balón, en cómo estoy organizada para responder a ese cambio de situación tan determinante en el fútbol. Lograr un cambio de mentalidad automático en tus futbolistas para que se activen inmediatamente ante ese cambio de posesión del balón, es aquello que siempre tengo en cuenta cuando planteo un partido, cuando plasmo un posicionamiento o un comportamiento con balón a mis jugadoras, e incluso, cuando apago la luz cada noche antes de cerrar los ojos e irme a la cama. 

El cementerio está lleno de valientes. El Espanyol fue extremadamente valiente con balón durante la primera parte contra el Valencia. La intención de Luis estaba clara, quería crear una superioridad numérica en inicio con Darder frente a la presión de Kluivert y Almeida generando un 3vs2 para superar esa primera línea de presión, pero nada de esto sucedió porque el Espanyol no encontró líneas de pase (que sí existieron) ya que intentó constantemente filtrar balones dentro sin haber encontrado previamente un compañero fuera consiguiendo de este modo que el equipo local se desorganizase mínimamente antes de intentar superar y romper sus líneas defensivas. Esto le hizo correr constantemente atrás ante pérdida sin estar preparado para ello. El Espanyol durante la primera parte se suicidó en transición defensiva y lo pudo pagar muy caro. Pero esto es fútbol y entre el poco acierto del Valencia y una buena reacción tras el gol encajado aprovechando un error rival, logró pasar por vestuarios con un empate en el electrónico.

El Valencia tuvo innumerables acciones peligrosas (principalmente aprovechando los carrileras laterales despoblados) como para haber decidido el partido antes del descanso, pero no lo hizo y Luis actúo, reaccionó y cambió el posicionamiento y el plan de partido de su equipo. Le fue bien, los de Mestalla no comparecieron en el partido durante toda la segunda parte hasta ese milagro que sucedió con el tiempo cumplido. No sabemos qué habría pasado si el Espanyol hubiese planteado otro partido desde el inicio, pero sí sabemos que un equipo que encaja tal cantidad de goles es muy complicado que se salve.

Tan negativo es exponer exponiéndote demasiado, como no exponer por no exponerte. La clave del fútbol llamativo, vivo, y atractivo para el espectador es lograr encontrar ese equilibrio. Es algo absorbente para un entrenador que solo piensa en cómo debe de mover sus piezas de ajedrez para gozar de la mejor situación para matar a la reina rival, protegiendo de la mejor forma la suya.

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