Rubiales, acorralado

Más allá de la improbable dimisión o del despido, no hay que perder el foco ni caer en nada espurio

Luis Rubiales en la recepción en la Moncloa

Luis Rubiales en la recepción en la Moncloa / SD

Rafa Marín

Rafa Marín

Rubiales tenía que haber pedido disculpas sinceras y humildes en vez de llamar «tonto del culo» o «gilipollas» a nadie y aún menos difundir que no hubo mala fe «por ninguna de las dos partes», como si la otra hubiese tenido elección. Y antes de hacer todo eso, por supuesto, Rubiales jamás debería haber cogido de la cabeza a Jenni Hermoso para besarla, ni tocarse los genitales en el palco ni protagonizar tantas otras escenas del todo bochornosas. Y es que, como asegura la pionera Kubalita, «cuando te descuidas, la realidad y sus tics nos recuerdan que están ahí».

A estas horas el presidente de la Federación sigue contra las cuerdas, presionado por el Gobierno y por todo Dios y solo apoyado por la lógica clientelar de las federaciones territoriales. Todo a cuentas de un gesto retrógado e inaceptable que amenaza con costarle más caro que cualquiera de los errores que haya podido cometer anteriormente. A Rubi, eso sí, le están lloviendo a posteriori tantos palos que no es cuestión de hacer más sangre ni de entrar al juego de los que buscan que caiga por intereses espurios. Ha sido él quien se ha puesto en evidencia en uno de los mejores momentos del fútbol español y hasta quien se ha llevado por delante el intento de lavado de imagen a Vilda. Ni su improbable dimisión ni un posible despido tendrá el mínimo sentido si ni siquiera en estas circunstancias es capaz de mandar un mensaje convincente por el bien de todo un país.

El siete

A falta de diferenciales por calidad, está en la mesa la posibilidad de cerrar fichajes que lo sean por sus ganas de jugar en Mestalla. Es el caso de Canós y un Rafa Mir que está haciendo lo imposible porque la operación salga. Más allá del factor Mendes, la realidad del mercado es tozuda y no hay victoria ni hornada de canteranos que maquillen la canallada que Lim le está haciendo al equipo en general y a Baraja en particular. Es muchísimo lo que hay pendiente y la temporada se va a hacer larga pase lo que pase. Pero tanto ahora como en marzo, por paños calientes que ponga Corona, esta no es la gestión deportiva que se merece el Valencia CF.

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