La necesaria reconversión de Dani Gómez

Aceptadas sus disculpas, tiene una oportunidad de oro

Dani Gómez celebra su gol al Racing de Ferrol

Dani Gómez celebra su gol al Racing de Ferrol / JM López

Juanma Romero

Juanma Romero

La solidez como visitante del Levante tiene una importante reválida este sábado en Tenerife, equipo que atesora ser el segundo de la categoría que mejor guarnece su estadio. Todavía con cierto disfraz de invisible, el conjunto de Calleja se ha situado en el pelotón de la élite a base de crecer en juego y resultados. Después del duro batacazo ante el Espanyol en el Ciutat y cuando los más pesimistas preveían la decadencia, el derrumbe del proyecto y el fin de la temporada, el conjunto granota se rearmó en Alcorcón, apretó los dientes en silencio y emergió de la espesura a la que muchos le habían empujado. Con el único asterisco del polémico empate ante el Villarreal B, el Levante ha destapado un juego atractivo por momentos, eficaz de cara a la meta rival y con un crecimiento defensivo más que notable.

Fabricio y Pablo Martínez son algunos de los dos nombres propios que han dado si cabe más luz a esta efervescencia que esperemos siga inexorable y en auge. El lastre de los problemas musculares dio una advertencia al explosivo delantero en Albacete. Ante el Racing de Ferrol, en una de esas cabalgadas que hacen tronar a la grada, el joven futbolista asumió con resignación una lesión que lo va a dejar fuera de combate unas semanas. Una lástima. Pablo Martínez recuperó la titularidad después de muchos meses. Todavía en fase de ganancia de ritmo, al centrocampista se le vio con alma de líder y con el amplio respaldo de una grada que ve en él, al futbolista en el que depositar la bandera de icono, tan necesitada en el levantinismo.

Dije hace unas semanas que la coyuntura de Dani Gómez no era sencilla. Su cesión del pasado curso se interpretó como una huida en un momento complejo. Aunque su salida estuvo encima de la mesa en verano, el futbolista, acabó retornando al Ciutat con la vitola de dar más artillería a una delantera aquejada de falta de gol. No cayó bien desde el inicio, y pese a la confianza de Calleja que lo impulsó a la titularidad en algunos partidos, su anarquía, individualismo y la memoria del pasado destaparon las desavenencias con la grada. El gol ante el Racing de Ferrol podría haber echado algo de agua a ese conato de incendio, pero el famoso gesto del ariete empeoró si cabe más, esa conexión con interferencias. La posterior disculpa ha de aceptarse, faltaría más. Dani Gómez es un efectivo granota, importante diría yo, y toca apoyarle, aunque sea por interés propio. Eso no excluye que el jugador baje algún escalón en su nivel de egolatría, o que al menos, lo disimule. Asumiendo que los detractores, en mayor o menor número van a estar siempre detrás, de él depende crear una atmósfera en la que pase desapercibido, y de ahí, a recobrar el cariño de la gente que ya pudo sentir incluso el pasado lunes. Recular es una medida inteligente y para nada de cobardes. La afición del Levante quiere lo mejor para su equipo y Dani Gómez es parte del mismo. Un par de gestos bastarán para que la relación sea cada vez más pura. Sin Fabricio por delante, tiene una oportunidad de oro para demostrarlo.

A nivel social, la incertidumbre sobrevuela al Levante y cuando este lunes se pensaba que alguna incógnita podía cerrarse, el margen temporal nos llevará hasta el 30 de noviembre. Demasiado tiempo para especular, teorizar y hasta dudar. No queda más que confiar y esperar en este juego de verbos que atisba la casilla final.

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