Análisis exprés

La amnistía y el lobo

El presidente en funciones ofreció en su discurso de investidura una versión actualizada del célebre cuento ¡Que viene el lobo!

Ferrán Boiza

Pedro Sánchez llevaba una hora larga de discurso de investidura cuando pronunció la frase clave de su intervención: “Impulsaremos la convivencia y el perdón. No sólo para ganar una legislatura, que también, sino para apostar por un futuro de reconciliación y paz”, afirmaba para justificar una ley de amnistía que borrará los delitos de los independentistas catalanes durante los años del procés.

Como ya había hecho en el Comité Federal del PSOE y repitió este miércoles –“toca hacer de la necesidad, virtud”-, el candidato socialista a la reelección admitía otra vez, ahora en la sede la soberanía popular, que la razón última que justifica el perdón no es otro que

.

Cierto es que Sánchez vistió el perdón a los independentistas con los ropajes del “diálogo, la convivencia y el entendimiento”, pero al insistir hasta en dos ocasiones

en que no le queda más remedio que hacerlo para que la legislatura eche a andar refleja cómo es posible que no hubiera tomado la decisión de aprobar la medida de gracia si la aritmética parlamentaria surgida del 23J no le obligara. Incluso creyendo, como dijo con contundencia, que la principal responsabilidad de lo sucedido antes y después del 1-0 fue del Gobierno de Mariano Rajoy: “La receta del PP condujo al desastre”.

Apenas hubo reproches a los independentistas. Eso sí, el presidente en funciones dejó una frase inquietante: “Hemos antepuesto la negociación a la imposición. El reencuentro a la venganza”. ¿Son las causas judiciales que afrontan los independentistas por los presuntos delitos cometidos y que ahora quedarán anuladas una venganza? No fue un lapsus línguae, lo llevaba escrito en el discurso.

Hasta llegar a pronunciar la palabra amnistía, 

 para pedir el apoyo de la cámara en la votación de este jueves fue una justificación de por qué la reedición del “Gobierno progresista” es la única salida para España. Una especie de versión actualizada del célebre cuento '¡Que viene el lobo!' aplicada al peligro, en su opinión, de que a la Moncloa accediera, en lugar del PSOE con el respaldo de Sumar y los independentistas de derechas y de izquierdas, el PP con el apoyo de la ultraderecha de Vox.

A cargar contra los pactos de Núñez Feijóo con la formación de Abascal, que tildó de “camino a la perdición", dedicó Sánchez la primera parte de su discurso, destacando además que ha sido gracias a su Ejecutivo que se han podido frenar muchas medidas adoptadas por gobiernos regionales integrados por la ultraderecha. Y haciendo énfasis, por tanto, en la necesidad de reeditarlo para evitar el “retroceso y la involución”.

Esa primera parte de su intervención pretendía dejar claro a los ciudadanos que para esquivar a la ultraderecha, PSOE y Sumar deben seguir en la Moncloa y la amnistía que reclaman los independentistas catalanes para apoyar la investidura es el mal menor, el trágala imprescindible para alzar un “muro” ante la “derecha reaccionaria”.

Sánchez, consciente de que el perdón al procés no levanta precisamente entusiasmo en la izquierda fuera de Cataluña, lo dulcificó además con una batería de anuncios sociales. “Toca elegir camino”, afirmó ante tal disyuntiva. El lobo de la ultraderecha acecha en el bosque.