El Pipo sabe lo que hace porque lo ha vivido en su piel

Baraja

Baraja

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El Valencia afronta un mes repleto de partidos, con cansancio y con una plantilla que puede estar lista para muchas cosas pero que no tiene profundidad para tantos retos como tiene por delante. Sin embargo, si hay alguien que puede controlar la situación y tratar de que los defectos salgan a la superficie menos que las virtudes es Baraja. El entrenador ha sabido tocar la fibra del vestuario desde que llegó y honestamente mucho mejor de lo que yo creía.

Desde el minuto 1 insistí en que había que apoyar al entrenador pero no me escondo, está haciéndolo mejor de lo que esperaba. Sobre todo porque en sus primeros meses en el equipo demostró sacar a jóvenes y apostar por una gran gestión de vestuario pero me dejaba dudas en términos de pizarra. Y eso ha cambiado al completo en un año en el que sin duda ha dejado claro que es mucho más que un gestor.

Lo mostró contra Barcelona, Rayo y Villarreal en tres partidos con variantes tácticas, con buenos cambios y con una capacidad de recursos envidiable. Ahora el técnico insiste, obviamente, en la necesidad de tener calma.

De que la euforia por dos partidos ganados y del rival copero y la sensación de que llegar a cuartos es posible, a la sensación de que la plantilla puede ‘relajarse’ si se queda en zona de nadie. Baraja va a tener que medir esas pulsaciones del equipo, pero sobre todo tiene que sacar tres puntos ante un rival al que dejaría herido y ya muy lejos. Es el momento del golpe sobre la mesa. 

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