La Copa que espera Valencia y el Roig Arena

Arbalejo no esconde la obviedad de la preferencia del sorteo aunque pueda motivar al rival 

Interior en obras del RoigArena

Interior en obras del RoigArena

Jorge Valero

Jorge Valero

El Valencia BC se complicó a priori el camino hacia la Copa del Rey con su derrota en la Fonteta ante el Dreamland Gran Canaria, pero a pesar de caer en el bombo 2, el resultado de aquel encuentro del 7 de enero ha tenido menos trascendencia de la que era previsible después de que el destino les haya emparejado de nuevo en el cruce de cuartos de final. Y además jugando jueves, con más tiempo de descanso para los partidos del fin de semana en caso de superar el primer obstáculo.

Con un bombo uno en el que estaban el temible Real Madrid, un potente Barça que vuelve a recuperar sensaciones y un Unicaja que es anfitrión y segundo en la Liga Endesa con sólo tres derrotas, era una obviedad que el rival preferido para el Valencia Basket era el Gran Canaria, a pesar de la última derrota en casa. Así lo reconoció el director deportivo taronja, Luis Arbalejo, quien lejos de tirar de tópicos, admitió que era el rival que habrían elegido, sin dejar de destacar por ello el potencial de la plantilla de Jaka Lakovic y las dificultades que tendrán para superarles en Málaga.

Una muestra de sinceridad por parte del representante taronja en el sorteo, que no escondió la obviedad de la preferencia aunque con ello se pudiera motivar el rival. Y no tardó en caerle la pregunta al presidente del Dreamland Gran Canaria, Sitapha Savané, quien preguntado por los periodistas sobre la reacción de su rival en cuartos, al mostrarse contentos con el emparejamiento, bromeó señalando que esas palabras «siempre vendrán bien para motivar a las tropas un poco más». El riesgo que se corre a veces por ser demasiado sincero, pero que deja también otra lectura, y es la de que pese a no haber entrado como cabeza de serie en la Copa, desde el club tampoco se huye de la presión añadida de ser favorito en el cruce de cuartos.

Así debe de ser por presupuesto y por plantilla, aunque siempre con la cautela máxima de medirse a uno de los equipos más fuertes de la Liga Endesa y con la lección aprendida de la última derrota. Al margen de ello, el Valencia BC llegará más descansado a la Copa y si las lesiones les respetan, con tiempo suficiente para preparar un partido que puede catapultarles a soñar con todo, aunque en una hipotética semifinal podría esperar el Real Madrid. Este Valencia Basket, pese a sus altibajos, puede ganar a cualquiera a un partido y que nadie olvide que la final del año pasado no la jugaron ni el Real Madrid ni el Barça, sino el Lenovo Tenerife y el Unicaja.

La plantilla cree en sus posibilidades de hacer algo grande y la ciudad quiere celebrar otra Copa 26 años después. No habría mejor forma de empezar la cuenta atrás para que el torneo vuelva también a Valencia, con el Roig Arena en el horizonte. La última Copa vino hace 21 años y desde entonces, Málaga la ha organizado cuatro veces. Pero más pronto que tarde, la sede volverá a Valencia.

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