Lim pasa de todo, con él pasa de todo y aquí no pasa nada

El máximo accionista la ha vuelto a hacer, esta vez echando a Paulista. Y aún quedan horas de mercado para casi cualquier cosa

El representante del futbolista Gabriel Paulista acude a las oficinas del Valencia CF

El representante del futbolista Gabriel Paulista acude a las oficinas del Valencia CF

Rafa Marín

Rafa Marín

Para sorpresa de nadie, Lim ha vuelto a demostrar que pasa de todo. Y la consecuencia de eso, valga la redundancia, es que en el Valencia pase de todo. Y no precisamente bueno. Por ejemplo, que Baraja pida ambición y que la respuesta sea echar a Paulista y traer a un chaval del Castilla. Para más inri sobre la bocina, marca de la casa. Un año después de la espantada de Gattuso, la jugada se repite y las consecuencias son insospechadas.

De aquí al final del mercado es tan posible que se cumpla el vaticinio de que no venga nadie como de que suene la flauta (la de Mendes, claro). Pero lo que es del todo seguro es que al Pipo, en cuyas declaraciones no hay puntada sin hilo, se la han jugado en el mejor momento deportivo que se recuerda. Y eso es imposible que salga gratis. El desgaste está ahí y el choque es frontal porque al máximo accionista no le importa lo deportivo, solo lo económico.

Por eso lo deportivo funciona como funciona y en lo económico se tira de lo que se tira. Nadie se anticipó al problema, que era bien gordo, y ahora el pato vuelve a pagarlo el equipo. Puede que Paulista no sea un defensa de seis millones de euros pero lo que sí que puede es encajarle al Atlético, no solo al Besiktas. Un gol por la escuadra en el último momento que duele y con el que el entrenador, que al menos se ahorra la presión de frentear a Lim poniéndolo en contra de sus órdenes, está obligado a conformarse.

Vale más perder que más perder. Un veterano menos, un chaval más y un final de mercado al que se llega en el mismo punto que a tantos otros: la rendija abierta al milagro, que sería la excepción, y el temor al día después. Ese en el que la realidad se acabe llevando por delante el sueño que hasta hace unos días era Europa. Una ilusión que por obra y gracia del de siempre vuelve a sonar a utopía.

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