No más bromas tipo Peter

Dejando para otra vida, si puede ser, las bromas tipo Peter. Esta vez lo entendemos porque estamos en Carnaval, la siguiente ya será un poco más difícil

Peter Federico, en su debut

Peter Federico, en su debut

Gauden Villas

Gauden Villas

Hay momentos, y no son pocos, en los que parece que los tíos que deciden sobre temas deportivos en el Valencia tienen algún problema de desarrollo intelectual. El ciclo no acabó de completarse. Eso o que quieren humillar a la afición del club, cosa que tampoco es descartable. Esto de que el único ¿refuerzo? de este mercado de invierno sea este tal Peter, madridista por si su nombre no fuera suficiente provocación, que por la cabellera que luce parece un patinador callejero de Philadelphia y por la forma de cabalgar la banda una bailarina del Bolshoi, es solo la penúltima ocurrencia.

Digna no ya de tractorada y carteles reivindicativos sino de toma de la Bastilla y revolución en toda regla. Ves a las seis correr, o más bien volar, a Camavinga, Valverde o Bellingham, sobrepasando como aviones a los de repente avejentados centrocampistas del Girona y luego a las diez te ponen delante al tal Peter, supuesta perla madridista, y te imaginas a Florentino a carcajada limpia pensando en que por fin se ha podido vengar de lo de las dos Ligas de Benítez. Te toman por gilipollas y encima quieren que les digas que son unos fenómenos.

El Valencia va a echar mucho de menos a López. A la chita callando, el chico se había convertido en el auténtico estilete del equipo. Nadie corre más rápido que él, nadie tiene más desborde y ningún otro compañero pone esos balones al área desde la línea de fondo que, marca de la casa, tantos goles han supuesto esta temporada. Con lo que hay, al Valencia le alcanza para dar la cara, como hizo en Las Palmas, pero si lo que tienes como revulsivo es Marí, Vázquez y Peter, o has hecho antes el trabajo o lo máximo a lo que puedes aspirar es a quedarte como estás. La columna vertebral sigue haciendo un enorme papel, pero el equipo se ha quedado sin el elemento diferencial.

Guerra no está contento en la banda, necesita espacio y horizonte para desplegar ese fútbol que le sobra y la línea de cal se le hace una frontera que le estorba. Sus gestos delatan a un futbolista en problemas. Ahora que también Pérez ha bajado su aportación, de repente Baraja se ha quedado sin extremos desequilibrantes, que es por donde ha hecho más daño esta temporada. Tendrá que sacar la varita, estilo Ancelotti, e inventarse alguna alternativa para exprimir lo poquísimo que tiene. Uno se imagina al italiano al frente de este Valencia y no tiene duda que encontraría un lugar donde poner a Guerra a funcionar. Baraja lo debe intentar. Dejando para otra vida, si puede ser, las bromas tipo Peter. Esta vez lo entendemos porque estamos en Carnaval, la siguiente ya será un poco más difícil.

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