Opinión

Del drama de Diakha al de la política de Lim

Baraja va a tirar hasta final de temporada no con lo mínimo, sino lo siguiente. Solo él, los jugadores y la afición creen en Europa

Rubén Baraja en rueda de prensa

Rubén Baraja en rueda de prensa / F. Calabuig

El drama de Diakhaby es terrible pero el de Lim condenando al Valencia CF a la indigencia deportiva no se queda atrás. Baraja va a tirar hasta final de temporada no bajo mínimos, sino lo siguiente. Obligado, qué remedio, a la enésima pirueta en un club que deportivamente juega en cueros. Sin Paulista y no habiendo usado la cabeza con Tárrega, que su buen papel haría, no hay plan que no pase por fiarlo todo a la generación espontánea. Lo de siempre. Así es como Mosquera ha pasado de cuarto central a primero, por momentos casi único. Un portento recién renovado, que no es lo mismo que blindado, y sobre cuya espalda recae el peso de una defensa en la que otro talento como Yarek está obligado, igual que él, a pasar de niño a hombre. Dos canteranos a los que se suma Cenk, un fichaje que no tiene la culpa de ser una ‘meritonada’ y con el que no queda otra que darle cariño y que el Pipo repita el milagro del pan y los peces. Con esos mimbres, la visita del Getafe este sábado es una reválida para un equipo reforzado tras el Real Madrid y que ya ha cumplido con creces el objetivo de la temporada pero para el que el paso de las jornadas es una auténtica odisea. A estas alturas nadie alberga la mínima duda de que solo con un poco más se habría conseguido mucho, muchísimo. Europa está ahí pero solo el entrenador, sus jugadores y la afición hacen algo por no desaprovechar la oportunidad. Llegarán hasta donde lleguen, sin ningún reproche al respecto para ellos, pero a partir de ahí habrá que calibrar las filtraciones de turno apuntando a los planes de aquí, a la apuesta por el entrenador de aquí y a todas esas cosas que suenan espectaculares en las cabezas de los de aquí pero que no cuelan ni allí ni aquí. Aunque tienen que pasar cosas, el horizonte es estremecedor cuando el aficionado de a pie hace cuentas de que con Meriton todo puede ir a peor. Por eso, pensar en la próxima temporada con Lim produce auténticos escalofríos.

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