La heroicidad no es la final ni ganar un título

Lo que en realidad define a los granotas, triunfantes en las últimas semanas...

La heroicidad no es la final ni ganar un título

La heroicidad no es la final ni ganar un título

Rafa Marín

Rafa Marín

La verdadera heroicidad del Levante no consiste en clasificarse hoy para la final de Copa ni en tocar con los dedos la posibilidad de ganar un título, palabras mayores tratándose de algo que se suponía del todo improbable. Lo que en realidad define a los granotas, triunfantes en las últimas semanas ante Real Madrid y Atlético, es haber sobrevivido al día a día, ya fuese en los tiempos inmemoriales de los campos de tierra o más recientemente cuando nadie apostaba a que el club se convertiría en la alternativa que es en la actualidad. Por eso, y teniendo en cuenta que lo que se está viviendo no tiene precio, está garantizado que lloraremos pase lo que pase. Es lo que dice el grande de Paco Fenollosa, aunque por descontado mejor si las lágrimas son de alegría. Gracias a la herencia y especialmente a la mezcla de generaciones, todo ello documentado por magníficos historiadores como Felip Bens y Emilio Nadal, son pocos los clubes que hoy en día tienen una identidad tan arraigada en el pasado y el presente. Todo ello sin olvidarse de la ventaja de contar con un capital humano boyante de cara al futuro. Ocurre parecido con el equipo, caracterizado por su trazo definido y un exquisito nivel de madurez a la hora de competir. Con Paco López nunca ha perdido una final, aunque esta vez se trata de ganar para conseguir algo en lugar de solo para evitarlo.

Leyenda por encima del resultado

El levantinismo crece en las calles, las mismas que una vez más han vuelto a amanecer de azul y grana, engalanadas para la ocasión. En estos tiempos grises de pandemia es una suerte que también se contagie rápidamente el optimismo, un estado de ánimo que en clave levantinista trasciende de las victorias y las derrotas. También un estado de felicidad común a cualquier aficionado al que esta noche le habrá costado seguro conciliar el sueño y que aun así se habrá levantado consciente de que el día más importante está por llegar. Este jueves es una semifinal pero mañana puede ser un título y al otro una Supercopa o de nuevo la Europa League. Y la sonrisa que no falte. Como tantas otras leyendas que nacieron a partir de las adversidades, la del Levante no depende de los resultados y eso que hay que reconocer que el equipo no acostumbra a fallar en los momentos de máxima exigencia. Por eso son tan queridos jugadores como Morales y Roger, los dos estandartes de la casa que mejor llevan la bandera de un EQUIPO que lo es en mayúsculas. Fue el ‘Moro’ precisamente quien recordaba ayer en estas páginas la frase que se le quedó marcada el primer día del entrenador en el vestuario: «El fútbol no está para sufrir, sino para divertirse. Para sufrir ya está por desgracia la vida».