El futuro de Paco López

Ahora no se le dará crédito a esas informaciones, pero es cierto que hay clubes que lo están sondeando

El futuro de Paco López

El futuro de Paco López

Rafa Marín

Rafa Marín

Sube la exigencia en el Levante y baja la periodicidad de las crisis. Es normal y hasta un buen síntoma. Sin embargo, la actual no se puede reducir solo a los malos resultados. Hacerlo es limitarse a un punto de vista miope cuando los factores son múltiples y muchos redundan en el desgaste del entrenador como origen y consecuencia de los problemas. Con este contexto, previa entonación del mea culpa, la noticia después de la derrota contra el Elche fue el recado sin precedentes para los jugadores. Un día antes, conviene no pasarlo por alto, el propio Paco López había verbalizado, aunque fuese con tibieza, el avistamiento de un final de ciclo. Gracias a la ocurrencia de forzar a destiempo una campaña por su renovación ahora no se dará crédito a las informaciones que irán viendo la luz sobre clubes extranjeros que es cierto que lo están sondeando. Está escrito: fue un tiro en el pie.

Llegará el día en el que el Levante y Paco separen sus caminos. Ojalá sea tarde porque la relación entre ambos va más allá de la que hay entre un club y su entrenador. Además de su encomiable trabajo como portavoz, Paco ha sido unas veces el promotor de los momentos cumbre y otras el prestidigitador que ha hecho desaparecer las limitaciones. A sus órdenes, la carrera del equipo ha sido prodigiosa, hasta el punto de que se ha convertido en una costumbre que eso se volviera en su contra. Siempre que se rebajan las aspiraciones acaba saliendo a relucir la imagen de un equipo que va en reserva. Un grupo que tras los últimos acontecimientos tiene que reconfirmar sin ningún género de dudas que continúa a muerte con su míster. Por eso es tan grave el error de pensar que no hay nada en juego en las cinco jornadas que quedan. Aunque no se dijera el lunes en las reuniones internas del vestuario, del final de temporada depende el inicio de la próxima. Palabras mayores porque la crispación deja secuelas y conviene cortarla de raíz.

Aunque hizo bien Quico de buena mañana al no mirarse la sombra y plantarse en Buñol, ahí no acaba todo. Presidente, entrenador y dirección deportiva deben ir de la mano siempre. Solo así se evitarán los errores del pasado que han propiciado, entre otras cosas, que haya una plantilla con tendencia a la dispersión. Un bloque en el que es peliagudo hablar de falta de nivel cuando con el antepenúltimo límite salarial de LaLiga se pagan fichas superiores a los dos millones. Visto así, desaparece el debate respecto a que el techo no puede ser solo la salvación. Con independencia de si el famoso crédito de Rotschild dará para todo, de lo que se trata no es de hacer un excel para cuadrar ingresos y gastos sino de poner los mimbres necesarios con los que elevar la competitividad. Hay que exigir para el equipo la misma ambición que se proyecta sobre el estadio y la futura Ciudad Deportiva.