COPA DEL REY

Con aroma a final de Copa en San Mamés

El Valencia de Bordalás visita al Athletic Club de Marcelino García Toral en un duelo clásico, de gran intensidad y rivalidad, en la ida de la semifinal de la Copa del Rey

Entrenamiento previo al partido de ida de semifinal de Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao

Entrenamiento previo al partido de ida de semifinal de Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao / JM López

Vicent Chilet

Vicent Chilet

El camino a la final de la Cartuja levanta esta noche su telón en San Mamés, con un duelo de época. Athletic Club-Valencia Club de Fútbol. Un partidazo, todo un género propio de la Copa del Rey, entre dos clubes que llegaron a dominar el fútbol décadas atrás y que conservan intacta toda su tradición, todo su calor popular y un palmarés que bien valdría para haberse encontrado directamente en la finalísima. Athleticzales y valencianistas coleccionan entre los dos 31 títulos y 56 finales, cuatro disputadas entre ellos, con dos trofeos decantados de cada bando.

Ese sabor clásico se mantiene en todos los detalles. Va a ser una semifinal muy a la antigua. Athletic Club y Valencia CF se distinguen por la personalidad de sus dos entrenadores, Marcelino García Toral y José Bordalás, arquitectos de dos conjuntos de estilos parecidos, muy armados tácticamente, caracterizados por la generosidad en el esfuerzo, su fútbol directo, los contragolpes, la contundencia en cada balón dividido. La rivalidad entre los dos técnicos también cuenta. La convivencia entre Bordalás y Marcelino parece que ha hibernado, sin los roces dialécticos de años anteriores, pero queda la ambición competitiva de volver a imponerse sobre su oponente. Es un duelo con estampas únicos, que tras una larga espera llega en el contexto social más oportuno, más cerca de superar una pandemia que permitirá lucir, en la ida y en la vuelta, llenazos en los dos estadios.

Será un duelo de vértigo en el que desde ambos bandos se asume que habrá igualdad y un marcador abierto para una vuelta que se decidirá por detalles. Bordalás y Marcelino se parecen y se conocen tanto como dos viejos ajedrecistas. Además, el reencuentro con el técnico asturiano sirve también al valencianismo para pasar página de una época dorada, pero una oportunidad de superar cierto luto por el estigma de un final inesperado e injusto. La ilusión por el regreso a una semifinal, por situarse a las puertas de un objetivo que salvaría la temporada, supera en el valencianismo a los interrogantes de un equipo todavía con bajas, descompensado en edad y con problemas serios en defensa. Un bloque maltrecho que, sin embargo, ha ganado en talento atacante tras el mercado de invierno y las llegadas de Bryan Gil e Ilaix Moriba, que alimentan la calidad en los últimos metros de los Carlos Soler y Gonçalo Guedes. Todavía sin- Paulista, Bordalás queda pendiente del regreso de Alderete y del estado de Diakhaby, que descansó por precaución ante la Real Sociedad. Además, Hugo Guillamón llega al encuentro con la limitación de haber sido intervenido de una fractura de nariz.

Todos estos matices condicionarán la elección del sistema de juego de Bordalás, que podría refugiarse en una defensa de tres centrales para protegerse del fútbol directo y los centros laterales de un Athletic muy bien organizado, con una idea inalterable y que ha sido capaz de tumbar en su estadio al FC Barcelona y Real Madrid. En el Athletic, Marcelino maneja alternativas en el ‘once’, sobre todo en ataque. La lógica es que la pareja sea la formada por Iker Muniain e Iñaki Williams, aunque contra el Barcelona funcionó de manera notable la dupla Raúl García-Sancet. Con todo, vuelve una eliminatoria que no se repite desde la final de 1967, pero que ha dejado imágenes imborrables en la memoria para los valencianistas, que quieren trasladar al nuevo San Mamés las estampas mágicas del viejo estadio, con aquellos golazos de Fernando, Mendieta o David Villa. El objetivo no pasa solo por salir airosos de la Catedral, sino de aspirar a sacar ventaja para la vuelta en Mestalla, que deberá ser el Mestalla de las grandes galas