Coquelin en la banda derecha y Ferran en el banquillo. El Valencia prescindió demasiado tiempo de uno de sus mejores futbolistas. Lo mismo se puede decir de Kang In, pocos minutos para un jugador que venía de hacer la diferencia contra el Valladolid y cuyas virtudes aportan cosas distintas. Dentro de la dinámica de un equipo plano y sin cambio de ritmo, su capacidad para hacer cosas distintas y difíciles de defender es sustancial. Guedes protagonizó algún intento, pero se encontró una estructura muy poblada. El Valencia necesita uno contra uno, imponerse en los duelos, eliminar rivales. El Leganés sólo perdió la compostura de esa manera.

La presencia de Kang In agitó mínimamente la recta final. No hubo rematador, pero dejó buenos centros y buscó a Maxi, algo que estaba faltando. Buscó la jugada de Valladolid. Florenzi también mejoró a Daniel Wass, ahogado. El Valencia no lanzó la velocidad y la verticalidad. Ferran sí proyectó pinceladas, pero no hay duda de que dejarlo en el banquillo es un lujo que Voro no se puede permitir. No fue una jornada agradable para nadie. En una de sus incursiones, el de Foios puso la directa hacia el área de Pichu Cuéllar y Jonathan Silva terminó equivocando la entrada en su intentó por frenarle. Roja. Pese a la inferioridad, los de Aguirre resistieron.

El paso atrás definitivo

El triunfo ante el Valladolid pierde valor después de lo sucedido en Butarque. La progresión no se sintió. El valor estadístico de los jugadores deja claro que el partido fue feo y pobre. De nuevo, se reprodujeron los errores que están haciendo daño al equipo. Falta de concentración en una zona donde no se pueden cometer esos fallos -el penalti de Kondogbia- y el penalti fallado por Parejo. El disparo de Guedes al larguero cuando el partido todavía estaba en empate. La diferencia estuvo ahí.

El Leganés sólo remató una vez a puerta y se llevó los tres puntos. En su estilo hizo un partido notable, intenso, emocionante. No resistió por casualidad. Al Valencia le faltó cambio de marcha, insistir en el paso al frente que parecía dispuesto a ofrecer hace unos pocos días. La derrota es un cuchillazo a su credibilidad. Es todo demasiado pobre para pensar en la Europa League, faltan demasiadas cuestiones. El tipo de partido y de adversario que el Valencia se iba a encontrar en Butarque estaba claro. Vienen días y semanas duras. Ahora todo depende más de un milagro que del fútbol y tus dos talentos jóvenes -hechos en casa-, dos de los jugadores que tienen algo distinto, puede que no estén aquí la temporada que viene cuando se debería construir a través de ellos.