El consejo de un psicólogo que debes pone en práctica desde ya para lidiar mejor con tus problemas

La capacidad de ver las cosas desde una perspectiva más amplia y comprender su verdadera importancia puede marcar la diferencia en nuestra salud mental y bienestar general

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En la vida cotidiana, nos encontramos constantemente con situaciones difíciles y problemas que nos generan estrés, ansiedad e incluso tristeza. Estas experiencias pueden hacernos sentir abrumados y sin salida, pero es en estos momentos cuando resulta crucial aprender a relativizar los problemas. La capacidad de ver las cosas desde una perspectiva más amplia y comprender su verdadera importancia puede marcar la diferencia en nuestra salud mental y bienestar general. En este artículo, exploraremos la importancia de relativizar los problemas según la perspectiva de un psicólogo.

Relativizar los problemas implica mirar más allá de la situación inmediata y considerar el contexto más amplio en el que se desarrollan. Es reconocer que, en comparación con los desafíos que enfrentan otras personas o incluso en relación con nuestro propio pasado, muchos de nuestros problemas pueden no ser tan significativos como parecen en un primer momento. Esta habilidad nos permite tomar distancia emocional y abordar los problemas con mayor claridad y objetividad.

El verdadero motivo del problema. ¿El problema o cómo nos afecta?

Un psicólogo nos enseñaría que, en lugar de aferrarnos a la magnitud de nuestros problemas, es importante analizar cómo nos afectan y qué podemos hacer para enfrentarlos de manera efectiva. Al relativizar, podemos evitar que los problemas nos dominen emocionalmente y nos paralicen. Esto nos permite tomar decisiones más conscientes y encontrar soluciones adecuadas, en lugar de caer en la desesperación o el sentimiento de indefensión.

Relativizar también nos ayuda a poner nuestras preocupaciones en perspectiva. Muchas veces, nos obsesionamos con problemas que, en realidad, no tienen un impacto significativo en nuestra vida a largo plazo. Al adoptar una visión más amplia, podemos evaluar qué problemas realmente merecen nuestra atención y energía, y cuáles son simplemente distracciones o inconvenientes menores. Esto nos permite centrarnos en lo que realmente importa y dejar de lado las preocupaciones superfluas.

Además, relativizar los problemas puede ayudarnos a desarrollar resiliencia emocional. Al reconocer que los desafíos son parte inevitable de la vida, podemos aprender a adaptarnos y superar obstáculos de manera más efectiva. Un psicólogo nos recordaría que, aunque los problemas pueden causarnos malestar en el momento presente, también nos brindan la oportunidad de crecer, aprender y fortalecernos.

Es importante mencionar que relativizar no implica minimizar o ignorar por completo nuestros problemas. No se trata de negar su existencia o importancia, sino de colocarlos en una perspectiva adecuada. A través de la relativización, podemos reconocer y validar nuestras emociones, pero también evitar caer en la victimización y el victimismo. Nos ayuda a entender que, aunque nuestros problemas son válidos, también hay espacio para el crecimiento y la superación.

¿Cómo puedo relativizar mis problemas?

Un enfoque psicológico para relativizar los problemas implica practicar la gratitud y el mindfulness. La gratitud nos permite apreciar lo positivo en nuestra vida, incluso en medio de los desafíos, lo cual nos ayuda a equilibrar nuestra perspectiva. El mindfulness, por su parte, nos permite estar presentes en el momento actual y observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgar. Esto nos ayuda a evitar la rumiación excesiva y a mantenernos enfocados en la realidad presente.

En resumen, la capacidad de relativizar los problemas es esencial para nuestra salud mental y bienestar general. Un psicólogo nos recordaría que los problemas no definen nuestra vida, sino cómo los afrontamos. Al adoptar una perspectiva más amplia y considerar el contexto en el que se desarrollan, podemos enfrentar los desafíos con mayor calma y claridad. Relativizar nos ayuda a evitar la victimización y a desarrollar resiliencia emocional. Asimismo, nos permite poner nuestras preocupaciones en perspectiva y enfocarnos en lo que realmente importa. Al practicar la gratitud y el mindfulness, podemos cultivar una actitud más equilibrada y positiva hacia los problemas. En última instancia, aprender a relativizar nos empodera y nos ayuda a vivir una vida más plena y satisfactoria.