El Levante recibe este sábado con urgencias al Leganés, un rival ahora mismo en la frontera entre olvidarse de él con una victoria o que se convierta en un rival directo en caso de derrota. En su peor momento de la temporada, los puntos son urgentes para el equipo de Paco López. Y es que el arranque de año ha sido aciago. A derrota por partido, lo mejor ha sido la tanda de penaltis en Jaén.

Desconectado de los cables de Europa, un sueño que a la hora de la verdad se queda grande, el colchón con el descenso continúa siendo lo suficientemente mullido como para hablar de un partido agónico. Sin embargo, todos los que se juegan en el Ciutat, al menos por lo que viene declarando Paco López, son «finales». Lo fue el último, frente al Alavés, con 11 puntos de ventaja sobre el peligro y el sueño de apuntar hacia arriba. Y lo es del de hoy, con ocho y mirando de reojo a los de abajo.

No es para menos el sentimiento de preocupación con el cúmulo de problemas y lesiones que el Levante lleva a cuestas. Por si no fuese suficiente con Melero y el misterio de Radoja, un futbolista clave que se ha perdido los dos últimos partidos, ayer se incorporó al dique seco Hernani. El serbio se perderá otro par, mientras que el portugués, que aun así había entrado en la convocatoria, tiene como mínimo para dos meses de recuperación. La presencia del canterano Pablo Martínez habla por sí sola de la situación. No es tan grave como la epidemia que asoló la defensa cuando el Derbi, pero la medular está cogida con pinzas. Campaña y Vukcevic son los únicos mediocentros y no hay más extremo nato que Morales.

La presidenta del Leganés quería repetir el partido

A todo esto, el Leganés verá cumplido su deseo de volver a jugar ante el Levante, aunque cuatro meses después de lo que le habría gustado a su presidenta. Y es que el partido de ida, además de por la redención de Aitor Fernández a base de paradas tras un error garrafal, será recordado por la ocurrencia del club pepinero. Ni corta ni perezosa María Victoria Pavón pidió formalmente repetir el partido a cuentas del VAR. Siovas cazó a Roger fuera del área, pero luego hubo un penalti de vuelta, de Vezo a Braithwaite. Lo paró Aitor, que volvió a evitar el empate con un milagro doble en el descuento. En Butarque nadie dijo nada, por contra, del tanto legal anulado a Coke en la anterior visita de los granotas, cuando el Pichu Cuéllar atropelló a Borja Mayoral.

Más allá de la polémica, el partido tiene suficiente caldo para unos y para otros, especialmente para un Levante obligado a ahuyentar fantasmas. Aún queda un mundo y el equipo desde luego tiene acostumbrada a su parroquia a vivir en una montaña rusa de emociones. Pero en el ambiente flota una sensación similar a aquellas jornadas a cara de perro de abril y mayo. Los malos resultados de enero han hecho mella en la moral y la mejoría en la segunda parte de Can Barça no alcanza para tapar ni las desconexiones, cuya máxima expresión fue la de Campaña en Pamplona, ni la realidad de que la portería no se queda a cero desde la lejana visita del Eibar, allá por septiembre. Una mala onda que contrasta con la del Leganés. Pese a la pérdida en el mercado de su goleador En-Nesyri, los pepineros aspiran a escapar del pozo. Con Aguirre han ido cambiando el paso.

Sin demasiadas novedades en el once

En la defensa granota no se esperan cambios, por lo que salvo novedad la línea volverá a ser de cuatro. En ella podría acabar debutando Bruno, el único fichaje junto a Koke de invierno. El excentral del Getafe, aunque apenas contaba con Bordalás, llega rodado y se estrena en la convocatoria. Tras reaparecer en Barcelona, Bardhi podría ser otra de las novedades incluso en el once titular, mientras que Vukcevic, que se retiró con calambres, se mantendría al lado de Campaña. La principal incógnita está en la delantera con Roger, Borja Mayoral y Morales luchando por un puesto.