05/04/2021

La incomprensible reacción de Álvaro Cervera

Como si no fuera con él la cosa, Cervera se ha limitado a concederle al presunto racista el beneficio de la duda y ha dejado a Cala en el campo

Gauden Villas

La lucha contra el racismo no se gana acabando con los Calas del mundo porque eso es imposible. Nunca conseguiremos erradicar del todo esa lacra porque las desviaciones morales son incontrolables. La clave está en la reacción que tenemos ante ese tipo de conductas. Sólo una condena categórica y sin aristas por parte de la sociedad en su conjunto puede poner punto y final a una situación absolutamente intolerable.

Tras décadas de lucha, las mujeres el mundo parecen haber conseguido dejar atrás el ominoso acoso sexual al que tan tristemente las han sometido desde siempre determinados desalmados. El camino ha sido muy explícito y fulminante, casi de un día para otro: ni una sola concesión. La sospecha razonable conduce hoy al acosador a la condición de paria, de excluido. Las medias tintas no sirven ante hechos de esta gravedad.

Con el racismo ello no es todavía así. Y como perfecto ejemplo tenemos al entrenador del Cádiz, Álvaro Cervera Ante la sospecha, más que razonable porque un futbolista negro no se inventa vejaciones de ese tipo, de que uno de sus futbolistas había tenido un comportamiento racista, su reacción ha sido el mirar para otro lado. Lo mismo que durante los años del segregacionismo hicieron tantos blancos, cómplices por omisión de lo que sucedía a su alrededor. Como si no fuera con él la cosa, Cervera se ha limitado a concederle al presunto racista el beneficio de la duda y ha dejado a Cala en el campo, mientras Diakhaby lo abandonaba incapaz de seguir adelante. Todo apunta a que han sido los comentarios de determinados políticos gaditanos, incapaces de creer que Cala siguiera tan tranquilo en el centro de su defensa, los que han terminado por sentar al valiente central tras la oportuna llamada desde el palco presidencial. El borrón en la hoja de servicios de Cervera ya está echado. Mientras existan Cerveras que miren hacia otro lado, seguiremos siendo una sociedad racista.

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