Los pases

La renovación de abonos es una buena oportunidad para saber si Lim ha decidido conciliarse con los valencianistas o enfadarlos para siempre

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

El termómetro que medirá la fractura del valencianismo con Lim será la renovación de abonos, porque supongo que no se habrá olvidado de los aficionados definitivamente. Ni la desconexión del equipo, ni el desconcierto institucional, tampoco la misteriosa ATE y mucho menos la oposición por fin organizada. La única vinculación presencial que queda con Mestalla es renovar el pase. Los que renuncien, se van a perder para siempre. Cuántos serán lo sabremos en septiembre, pero los habrá seguro. Puede que haya nuevas altas, pero extrañaría.

Si el club decide hacerlo fácil, mejor porque es lo que toca. En caso contrario quedará asumido que prefieren súbditos antes que seguidores. El valencianismo es un colectivo plural y diverso que forman cientos de miles de personas, pero sus representantes son los cerca de 40.000 fieles de Mestalla. Los que llevan años haciendo mucho esfuerzo para continuar con la saga que empezaron padres o abuelos. Muchos guardan aquellos primeros carnets familiares que luego fueron en aquellas fundas dobles de plástico con los cartones que agujereaban los porteros, y así hasta las actuales tarjetas de plástico. Hay muchos tesoros guardados en cajones repartidos por toda la geografía valencianista que también esperan ser donados en un museo pendiente.

Tengo muchas ganas de volver a Mestalla. Son muchos meses sin la ceremonia iniciática del fútbol. De volver a ver a los vecinos discontinuos de los que sabes poco, pero con los que acabas sufriendo y gozando como nunca. Da igual que sea con mascarilla, lo importante es ver de nuevo las gradas llenas, y para eso debe estar claro que nadie se puede quedar sin renovar por culpa de la grave crisis sanitaria y económica que vivimos.