Lim, no nos hundas

Se ha marchado Gattuso, que no podía más. Pero el problema se queda. Y pinta mal. Voro, otra vez salvavidas

Gattuso abandona las instalaciones de Paterna tras ser destituido

Gattuso abandona las instalaciones de Paterna tras ser destituido / JM López

Rafa Marín

Rafa Marín

El Valencia navega entre icebergs. Y la culpa no es de nadie más que de Lim, que lleva el timón con una venda en los ojos. O se cambia de capitán y de rumbo o la nave se hunde. Y es que el peligro es tan real como que el descenso está a un punto y que nada es por casualidad sino la consecuencia de una gestión del todo irresponsable. Las sensaciones, con un equipo imberbe, lleno de cedidos y sin trazas para estar donde está, no pueden ser peores. La historia de siempre. Esta vez con el agravante de estar en el penúltimo día del mercado. A falta de fichajes, prácticamente descartados, y ahora también sin Gattuso, el recurso para salvarse vuelve a ser el del bombero de urgencia.

Así de previsible y lamentable es el funcionamiento de un club sin estructura deportiva ni nadie con mando en plaza. El mismo que horas antes ratificaba al italiano tras otro bochorno. Perdido y a la deriva, la continuidad de Rino era insostenible desde hace bastantes días. Primero por los resultados y sus bandazos. Y luego porque la distancia con Meriton era cada vez más imposible de camuflar. Se trata del enésimo míster que se va desencantado. Porque seguro que sabía lo que había, pero tal vez no que con él también se atreverían. Esa realmente ha sido la novedad, que con ningún otro la traición se ha producido tan desde dentro.

Dos viajes después a Singapur, la ausencia de contacto desde la videoconferencia de la Supercopa delataba que las cosas ya no iban. Un desenlace, en plena crisis total, que ha sido deplorable. Y aun así es injusto que se vaya solo tras un enero tan inoperante en todos los aspectos en el que entre él y Corona han sido incapaces de hacer uno. Siendo claramente responsable de lo ocurrido, no es el culpable del fracaso de un proyecto parido por el propio máximo accionista el pasado verano. Poco más de media temporada ha durado una aventura en la que llevaba semanas asomando la patita. Sin romper del todo la cuerda, pero estirando y además fuerte. Hasta que al final se ha roto. Adiós a Gattuso, que no se veía capaz de seguir más tiempo poniendo la cara por todos. Pero el problema se queda. Y pinta mal. Voro, el salvavidas.

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