Dos tontos muy tontos

La gran noticia de la victoria contra el Real Madrid es la permanencia. Lo demás, una cortina de humo

Enfrentamiento entre jugadores del Madrid y Valencia por culpa de Vinicius

Enfrentamiento entre jugadores del Madrid y Valencia por culpa de Vinicius / JM LÓPEZ

Rafa Marín

Rafa Marín

El Valencia está salvado virtualmente y esa es la gran noticia de la victoria contra el Real Madrid. Después de una temporada aciaga, el regate a última hora para evitar el descenso no es nada que haya que celebrar pero sí que volver a agradecer a Baraja y a los chavales que como Javi Guerra, Kluivert o el goleador ayer Diego López han dado el empujón definitivo. A falta de que la salvación sea matemática, la temporada deportiva está finiquitada, lo que no significa que empiece la siguiente porque ahora lo que está en juego es algo tan importante o más que quedarse en Primera. Sin violencia pero con contundencia, las patadas ahora hay que dárselas no al balón sino a Lim para que se marche, empezando por los partidos políticos que este lunes se reúnen en SUPER a una semana de las elecciones, pasando por el resto de poderes fácticos y acabando, por supuesto, por los valencianistas. El corazón de Mestalla, ese que ha latido como nunca para estar al lado del equipo como siempre. ¡Gracias!

Mentirosos y provocadores

Al imbécil que lo llamó «mono», identificado por la policía nacional, hay que sancionarlo ejemplarmente y que no vuelva a pisar jamás un estadio de fútbol para dar ejemplo de que en el deporte ni en ningún sitio hay espacio para el racismo. Pero que Vinicius, además de tonto, es un insoportable provocador, es algo que está fuera de toda duda. El brasileño se retrató a sí mismo y de paso le hizo un muy flaco favor al Real Madrid, igual que se lo vienen haciendo en prácticamente todos los campos de la geografía española. Nada que sorprenda, como tampoco que se revolviera de mala manera contra nuestro compañero Andrés García cuando le preguntó si iba a pedir perdón por sus gestos. Lo que sí que llamó más la atención fue la ausencia de total de educación por parte de Ancelotti. El italiano, cuestionado a raíz del varapalo en la Champions, desvió la atención del paupérrimo partido de su equipo y se pasó de frenada tildando a Mestalla de racista. Lo hizo, además, mintiendo, con malos modos, y comportándose con soberbia cuando le explicaron lo que se cantó fue «tonto»... ¡Señorío!

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