Ni pin, ni puk

Soy de las personas que piensan que un futbolista siempre que pisa un terreno de juego lo hace con la intención de dar su máximo esfuerzo

Los futbolistas del Valencia CF se lamentan de una ocasión fallada contra el Mallorca

Los futbolistas del Valencia CF se lamentan de una ocasión fallada contra el Mallorca / EFE

Andrea Esteban

Andrea Esteban

Soy de las personas que piensan que un futbolista siempre que pisa un terreno de juego lo hace con la intención de dar su máximo esfuerzo. Lo pienso más todavía cuando hablamos de fútbol profesional, debido a que los protagonistas de este juego están completamente expuestos a gran cantidad de evaluaciones cada vez que compiten. Por esto, cuando aparecen actuaciones como la del Valencia en su último partido, lo fácil o sencillo sería hablar de actitud, pero creo que la explicación debe de ir mucho más allá. Hablar de actitud puede englobar muchos significados, normalmente cuando se dice que a un equipo le ha faltado actitud, se hace alusión a una parte negativa dentro del propio futbolista, insinuando que su disposición en el partido no era la adecuada y además, esta actuación la ha llevado a cabo de una manera consciente y considerada.

Pienso que lo realmente complicado es reflexionar sobre la verdadera razón de esta pobre activación del equipo en el partido más decisivo de toda la temporada. ¿Los futbolistas estaban bloqueados? ¿El mensaje transmitido no era el adecuado? ¿El equipo se ha dejado llevar por la pasada victoria y por la visión futura del próximo partido en Mestalla? ¿Le ha afectado todo el ruido externo? ¿Se ha imaginado con el objetivo ya cumplido? La sensación de bloqueo del equipo fue comparable a poner el número pin de tu teléfono mal tres veces seguidas y no tener el número puk a mano. Vamos, una estampa sin soluciones ni recursos para cambiarlo.

El tiempo durante el partido avanzó de manera insignificante sin que pasase absolutamente nada durante toda la primera parte. Sin embargo, tras el descanso, el cambio del posicionamiento de Kang In Lee en la estructura del Mallorca hizo que el Valencia comenzase a sentirse inferior en la zona de actuación del ex jugador del Mestalla. Correia tenía que defender continuamente un dos contra uno generado por Jaume Costa y Kang In, que siempre acababa con el mismo resultado. La radiografía de la acción era la siguiente, Jaume con balón pegado a línea, Kang In dentro esperando correr a espacios cuando Correia saltase a la presión del carrilero, balón de Jaume para Kang In con espacios para recibir y poder centrar, Diakhaby saliendo a la ayuda de su compañero para tapar al coreano, llegando tarde, saliendo de zona, Paulista en el primer palo corrigiendo el error de su homónimo pero dejando solo a Muriqui, el máximo goleador del Mallorca, a sus espaldas con opciones de cabecear un posible centro, y por último, Gayá corriendo intentando llegar para marcar al delantero rival y lograr enmendar una cadena de errores que desembocaría en el definitivo 1-0 de los locales.

Demasiado sencillo, demasiados errores en una liga que no permite fallar en detalles, demasiadas facilidades de un equipo que se jugaba la vida, a otro equipo que creo que esperó durante todo el partido una reacción del Valencia que nunca llegó. No se produjo esa salvación matemática en una temporada tan convulsa y tan complicada para el equipo de la capital del Turia, no hubo respuesta durante el juego que neutralizase esa superioridad de los de Son Moix, no existió tampoco esa mejora del rendimiento tras el gol recibido, ni siquiera, al terminar el partido en los micrófonos. Habrá que esperar al decisivo encuentro del domingo en Mestalla contra el Espanyol, en el cual espero que el aficionado del Valencia no recuerde la oportunidad que ha dejado pasar su equipo de cerrar de una vez por todas, esta temporada 22.23 que tanto recordarán la mayoría.