El Pipo y las pipas

Que venga pronto alguien y se lleve esta basura, que nada bueno trae

Baraja, en el banquillo durante un partido de pretemporada

Baraja, en el banquillo durante un partido de pretemporada / JM LÓPEZ

Sergio Arlandis

Sergio Arlandis

Seguimos dejando al azar la dirección deportiva pero se pone el foco en las malvadas pipas que llenan de mugre nuestro delicado y refinado estadio de Mestalla, porque es importante preservar la imagen de cualquier rastro de valencianismo vivo. Manda narices…Y como están sin civilizar estos valencianistas, pues entonces habrá que poner la atención en su consumo indiscriminado de dichas pipas, ya que el Pipo, con su saber haber, nos está dejando en ridículo cada día que pasa, pues está haciendo que, desde la chapucería de planificación, todo cobre sentido con su mano sobre un vestuario lleno de chavales cargados de ganas, ilusión y fútbol. Mientras, en los despachos siguen también comiendo pipas. Ahí hay bastante más mugre, pero poco se dice y, menos aún, se hace. Poco nos importará ver que el equipo carece de delanteros de garantías (más allá de la desafortunada lesión de Alberto Marí, que ha demostrado, con creces, su valía). Importa todavía menos que el Fair Play financiero no fuera el que dijeron que era, sino otro muy distinto y más constreñido, con lo que hay que seguir vendiendo jugadores para seguir equilibrando algo que ellos, solo ellos, han desestabilizado…manda narices también que las cáscaras de pipas sean un reclamo de ratas en la zona… ¿Y esta gestión deportiva y económica qué atrae? ¿A quién reclama?

El Sr. Corona sigue con su gestión local y estamos todos y todas de lo más expectantes porque, de momento, los méritos se resumen en: fichar, pagando cláusula, de un equipo de segunda división (ojalá suba pronto, lo digo de corazón), por un futbolista que tiene buenos mimbres; pagar la cláusula por Cenk, que ya estaba firmada y aunque había otras prioridades o perfiles, pues se hizo: no había otra. Han ido llegando euros por otros lados en los que Corona nada pintó, como tampoco ha dicho ni una palabra en la supuesta venta de Yunus Musah que, como sabemos, él no trajo aquí. Cavani se fue (y quería irse) cobrando casi la mitad de su ficha, en una gestión lamentable, costando un dinero que no tenemos; Kang In Lee, gratis, dejando un pastizal al Mallorca y triunfando en el PSG, Soler y Ferrán por menos de la mitad de su valor en mercado, etc.…y mientras, siguen comiendo pipas los Cömert, Castillejo, Racic… es decir, que nos tocará sentir la indigestión de quedártelos o la torpeza de tener que pagarles lo que no se han ganado, ni entrenando ni jugando. Son como las cáscaras de las pipas, pero que no se barren y ahí se quedan.

Mientras, el Pipo no deja que nadie se relaje ni que baje el nivel de lo que será su idea de equipo: intensidad, compromiso, honestidad y orgullo. Los chavales lo están entendiendo, pero no se les puede poner en mitad de la plaza, darles un capote y decirles a estos novilleros que sean capaces de hacerse con un toro de lidia de más de 500 kilos, porque su descalabro puede ser mayúsculo. Eso no es formarlos, sino quemarlos, carbonizarlos en su juventud. Lo peor, lo triste, es que están en el primer equipo no porque la dirección deportiva considere que son los futbolistas que le darán un salto de calidad a la plantilla, sino porque no había otra y apostar por ellos es solo cosa de Rubén Baraja, del Pipo, el grande. 

Tengo ganas de ver a este equipo jugar porque me ilusiona ver algo de identidad valencianista rezumando por el pecho de quienes se ponen esa camiseta. Tengo ganas de ver que la valentía de Baraja se merienda las muchas cobardías de quienes se esconden bajo la sombra del que está en Singapur, tomando el sol, despreciando al club y designando a unos cuantos la difícil tarea de gestionar la miseria, sin haber acumulado mérito alguno para ello. Son como de usar y tirar, igual que las cáscaras de pipas y con un simple soplo volarán, porque aquí no hay una idea de club, sino unos espasmos caprichosos de quienes ven en el Valencia CF una oportunidad de no sé qué, la verdad.

En el Naranja me sentaré frente a la pantalla para ver a mi equipo. O iré al campo, no lo sé aún. Cogeré mi paquete de pipas y cada una que me coma será para brindar por el hecho de que este club sigue resistiendo, de la mano del Pipo, con su orgullo valencianista. Y eso (esa sensación, esa fuerza) no me la quitan estos de Meriton, aunque me arranquen la piel a tiras, aunque sigan gestionando de cara a una galería que pasa de ellos, que les ignora, y que ya les conoce bien: creen que son un piponazo pero casi todas las pipas que sacan de su bolsa están vacías de contenido. Que venga pronto alguien y se lleve esa basura, que nada bueno trae lo que cae de sus manos.

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