Baby Boom

El fútbol nos ha vuelto a demostrar que es del todo impredecible

Pablo Gozálbez y Javi Guerra

Pablo Gozálbez y Javi Guerra / EFE

Dani Meroño

Dani Meroño

Os lo tengo que reconocer. No me lo esperaba. Han pasado ya unos días desde la victoria del Valencia CF en el Sánchez Pizjuán y todavía sigo emocionado por el triunfo. Tenía dudas, incertezas y miedos por un Valencia CF que tenía más caras reconocibles del Mestalla que del primer equipo; pero he de admitir que este Baby Boom futbolístico ha superado todas mis expectativas.

Con tan solo un fichaje el Valencia CF se presentaba en el Sánchez Pizjuán ante todo un campeón de la Europa League. Un equipo, el hispalense, que si bien es cierto que ha pasado un verano turbulento con la salida de Monchi, los líos accionariales con Del Nido y problemas para inscribir jugadores, no está muy alejado del día a día que se vive en la capital del Turia con los contratiempos para fichar futbolistas, la incomprensible gestión de Peter Lim y la incertidumbre social.

Sobre el papel, la alineación daba pánico. No vamos a engañarnos. Una convocatoria llena de jugadores con proyección y calidad pero jóvenes, muy jóvenes. Algunos de ellos debutantes y, otros, con apenas un puñado de partidos en la elite. Mirando al banquillo tres cuartos de lo mismo, jugadores provenientes de Segunda RFEF y promesas de cantera. Pero todo eso era sobre el papel.

Porque el fútbol nos ha vuelto a demostrar que es totalmente impredecible. No entiende de nombres, historias, ni lógica alguna. A veces las estadísticas están para romperlas. Si uno entraba en las casas de apuestas, la victoria del Valencia CF se pagaba a precio de oro no solo por la escasez de efectivos con los que cuenta el equipo valencianista, sino por el historial de derrotas que albergaba el equipo blanquinegro en el Pizjuán. Desde la 18/19 no se conseguía una victoria en Sevilla que el año pasado privó un penalti parado por Bono en el último suspiro.

Pero este año iba a ser diferente. Baraja tenía al equipo mucho más trabajado de lo que pensábamos. El Pipo trazó un plan de contención y de acción que daba protagonismo a futbolistas que, a priori, no iban a tenerlo. Desde un Diakhaby con el rol de Vieira -bromas aparte- pasando por un Pepelu cogiendo galones o un Almeida con más soltura y acabando por jugadores desbordantes como Fran Pérez y Diego López en las bandas.

Destacar también el papel de un batallador Hugo Duro que, aunque aún está reñido con el gol, dio una asistencia y provocó muchas acciones de peligro, algunas de ellas claves como la expulsión de Badé o algún posible penalti no revisado.

Pero desde el banquillo también me gustaría resaltar el debut de un Gozálbez que, aunque aún le queda un amplio camino de desarrollo -sobre todo a nivel defensivo- se descaró hasta el punto de provocar el error de Gattoni que inició el gol de un ya consagrado y decisivo Javi Guerra. ¡Estos nanos son increíbles!

El mayor miedo que tengo es que el máximo accionista haya visto el partido o, mejor dicho, le hayan contado el resultado del partido y saque la errónea conclusión de que no hacen falta refuerzos. Que con este equipo de chavales, si eres capaz de ganarle al campeón de la Europa League, debes ser capaz de no sufrir en la temporada. Con el aliciente de que perciba o vea atisbo de poder sacar partido por la venta de alguno de ellos más pronto que tarde.

Y no vamos a vender humo: hacen falta fichajes. Está bien empezar con tres puntos y ante un equipo como el Sevilla, pero hay que reforzar cuanto antes al equipo o lo pasaremos mal. Muy mal. No por desmerecer el trabajo del Pipo, al contrario, sino porque el técnico valencianista no tendrá armas para afrontar una dura y larga campaña.

Por cierto, aviso para navegantes, la próxima vez que graben un festejo de la plantilla del Valencia CF camino al vestuario, eviten sacar a un Corona desmedido metido con calzador o, en el caso de que sea imposible, que no mire a cámara buscando la imagen. Canta mucho.

Hay muchas cosas que mejorar, sobre todo a nivel defensivo con errores individuales claros y una falta de acierto demoledora de cara a gol que puede condenar al equipo. Pero quiero quedarme con lo bueno y abrazar a una generación de futbolistas jóvenes que sienten y luchan por su sueño: el de un Valencia CF sin miedo, sin tapujos y con una inesperada frescura. Un Baby Boom futbolístico que nos hace tomar un poco de aire esta temporada.

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