Rubiales se carga el Nou Mestalla

Si no hay Mundial, el negocio que esperaba hacer Lim se esfuma

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Sin gestión no hay club, y sin estructura deportiva, ningún equipo se mantiene en la élite. A nadie le ha sorprendido la nula capacidad de Lim para armar una plantilla aseada. La explosión de los canteranos quedó al descubierto ante Osasuna y esta semana han venido las prisas. Pero todo apunta a que la preocupación prioritaria de Meriton estaba en hacer caja, vender sobre todo a Mamardashvili y de paso a Gayà, Javi Guerra o a cualquiera que despunte. Pero el mercado ha estado muy complicado no solo para el Valencia, aunque al final las mejores oportunidades siempre van a los mismos.

Cerrada la plantilla hasta el próximo 1 de enero de 2024, el equipo de Baraja debe sufrir menos que el curso pasado. Primero porque el técnico está muy alejado del cantamañanas Gattuso, sabe lo que hace, y dónde está. Luego porque hay más equilibrio en todas las posiciones, aunque ha flojeado la zaga sin Diakhaby, que se supone que volverá a su puesto natural tras la incorporación de Amallah. Pero sobre todo porque Mestalla tiene 40.000 almas que han entendido que la situación de la entidad es tan delicada que necesita de todo el apoyo posible.

Da lo mismo que Yaremchuk sea un perfecto desconocido para todos, pero su llegada en el último instante anticipa una entrega distinta en el campo, aunque sea por el pundonor de estar observado por los suyos en plena guerra contra Putin. Tampoco importa que una pretemporada más haya quedado demostrado que Meriton carece de interés por llevar al Valencia al lugar que corresponde, y que ya no disimule su desprecio a la mínima normalidad en la gestión de un club de primer nivel.

Así que, cerrado el equipo, más mal que bien, y con la presunción de vivir una campaña más tranquila en el césped, ha llegado el momento que el valencianismo haga un pensamiento sobre el futuro de la entidad. A día de hoy, ni Lim vende, ni nadie con un mínimo criterio empresarial quiere comprar el club. Solo hay particulares, empresas y fondos de toda condición dispuestos a comprar los avales bancarios, pero dada la transcendencia del Valencia, CaixaBank estudia al milímetro cualquier riesgo.

Los nuevos inquilinos del Ayuntamiento y la Generalitat han dejado pasar el verano para pronunciarse, pero alguna cosa deben decir, más cuando el prestigio del fútbol español ha caído en picado gracias a Rubiales, suspendido por la FIFA, lo que significa que la candidatura para el Mundial España-Portugal-Marruecos está en el aire, y, por tanto, que València, o sea el Nou Mestalla, se quede sin Mundial. Un imprevisto más, pues es la FIFA el organismo que decidirá entre la opción donde figura València o la presentada por Arabia Saudí, Grecia y Egipto, y ya hemos visto este verano como están fichando los árabes. Si al final no hay subsede mundialista -se decide el año que viene-, no hay necesidad de nuevo estadio, y se esfuma el negocio que esperaba hacer Lim. Y sin eso, el de Singapur no tiene ningún motivo para seguir en el Valencia.

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