Carta imaginaria al Comité de Árbitros

Cariacontecido y dolido después de los hechos de Butarque y después de ver la respuesta obtenida por parte del CTA, me gustaría expresar la carta imaginaria que enviaría al colectivo arbitral

Medina Cantalejo, presidente del CTA

Medina Cantalejo, presidente del CTA / EFE

Juanma Romero

Juanma Romero

Estimado señor Medina Cantalejo, por la presente le quiero manifestar la profunda desazón que nos dejó el trato arbitral que recibió el Levante UD en el partido frente al Leganés. Soy consciente de lo complicado que es ser árbitro de fútbol y también que ese estigma de que son humanos también lo entiendo, aunque es precisamente esta última parte la que me ha dado que pensar y mucho. La llegada del VAR y el aterrizaje del VOR tenían como consigna aportar ese plus de la tecnología para minimizar lo que un ojo humano no pueda ver. No ejecutarlo de manera ecuánime maximiza el error y abre la puerta a pensar en una predisposición de querer ayudar o perjudicar a un club en concreto. No rectificar agranda el error y sobre todo no cumple unas reglas, teóricamente para todos iguales.

En estos años como profesional y seguidor del mundo del fútbol, he llegado a asumir, de manera errónea, que cuando un equipo como el Levante se enfrentaba a ‘los grandes’ debía hacer muchas cosas bien para poder ganar, además de tener que sortear con éxito las trabas de sus árbitros. Esta normalidad, que se sigue dando actualmente, es caduca y feudal, muy lejos de donde tiene que estar un fútbol globalizado y con una mentalidad de aperturismo.

No querer ofrecer el audio solicitado por el Levante alimenta el oscurantismo del que siempre se ha sospechado en el colectivo arbitral. El que algo esconde, es porque algo no quiere destapar. Si todo estuvo correcto, si la interpretación de Milla Alvéndiz fue acertada en la decisión, no hay ningún motivo para no exhibir lo que se comentó sobre la jugada. Discúlpeme, pero ni VAR ni VOR, es una burla en toda regla para un club centenario y su masa social.

A veces creo que olvidan que el fútbol se alimenta de su gente. El descrédito que todo esto deja es que al final es una mentira y que un árbitro puede a su antojo decantar un resultado, un partido y hasta un ascenso. Palabras mayores. Quizás usted no lo sepa, pero en el levantinismo se habló durante muchos años de Ferrete, un árbitro que anuló en los años 60 un clamoroso gol del Levante ante el Murcia. Fue un escándalo en toda regla que desgraciadamente se actualizó la pasada campaña con un penalti que cambió el destino del Levante, ya no tan solo en el presente, sino poniendo en juego su viabilidad para el futuro. En un fútbol que apuesta de manera acertada por ser referente en la lucha contra el racismo o el fomento y crecimiento del fútbol femenino, el arbitraje dista mucho de estar a ese nivel. No es comprensible tener a unos profesionales en el fútbol, mejores o peores, que tienen una preparación y formación deportiva, y a unos árbitros deficientes y con una capacidad tan grande de jugar con la estabilidad económica de una entidad, y sobre todo con el aspecto emocional de los aficionados. Es complicado hacer entender a un niño que el árbitro se equivoca muchas veces, pero, sobre todo, que lo hace con alevosía. La altanería y prepotencia exhibida en muchos partidos sobra, esa no es la imagen que deben dar los miembros de su colectivo. 

El lunes ante el Racing no esperamos en el Ciutat un criterio que trate de arreglar el desaguisado de Butarque, tampoco represalias, aunque sabemos que suelen darse. Queremos un arbitraje justo, a la altura de una liga como la que tenemos, y con una asistencia efectiva. No creo que sea pedir demasiado. Esperando un cambio, le deseo la mayor de las suertes esta temporada. Reciba un cordial saludo.

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