El padrino, sin segundas

La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, como cuando hay elecciones, ha dejado contento a todos, porque parece que todos han ganado

Laporta y Florentino con el CEO de la Superliga

Laporta y Florentino con el CEO de la Superliga

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

No me queda más remedio que hablar de la Superliga, tan traída y llevada y que dejaba de lado a la inmensa mayoría de clubes europeos. Sin embargo, los primeros golpes que recibió el invento hicieron que la compañía que se hizo cargo del márquetin de la misma creara las divisiones Gold, Silver y Blue, para contentar a más clubes del continente. No son divisiones pacíficas, como veremos más adelante y el chiste fácil sería decir que la “división azul” tiene reminiscencias de la segunda guerra mundial, con lo sencillo que hubiera sido llamarla Bronce…

En fin, que la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, como cuando hay elecciones, ha dejado contento a todos, porque parece que todos han ganado. Vamos a intentar desmenuzar, siquiera someramente y dejando complejidades legales, lo que viene a decir en su larga decisión ese tribunal. 

En primer lugar, que las reglamentaciones de la UEFA y la FIFA no son muy adecuadas al derecho europeo, sobre todo en lo que concierne a la libre competencia. Eso era obvio y algunos ya lo habíamos escrito. Y, con eso, viene lo segundo que es, como también dijimos muchos, la indicación de que se pueden hacer competiciones al margen de las oficiales de UEFA o FIFA. Nada nuevo.

Donde ya se tuercen las cosas cuando la Superliga se ve como clara vencedora es cuando no se la nombra para nada, o mejor dicho, se la ningunea, en el sentido de mencionar que esta sentencia no trata de que esa nueva liga tenga la aprobación del TJUE y, por lo tanto, que cumpla con el derecho comunitario y con la llamada excepción deportiva, que recibió un golpe pero no ha sido vencida en la indicada resolución europea.

Así, el TJUE se cuida mucho y lo dice, de valorar ni la Superliga ni sus posibilidades, sino que abre un gran abanico, diciendo que sí, que otras competiciones son posibles, pero, ojo, nada quiere comentar a favor de los superligueros. Esto pone una sombra sobre la luz cegadora de la victoria que Real Madrid y Barcelona (a la Juventus poco se la ha escuchado) y al director general de la empresa que gestiona esa futura nueva liga.

Whats up, o ¿qué pasa? a partir de ahora. Ese es el nudo gordiano que habrá que cortar, pero que tiene muchas aristas que no van a dejar un corte claro. Así, el tribunal de lo mercantil número 17 de Madrid, que hizo las preguntas prejudiciales al TJUE, va a tener que decidir sobre la demanda de la Superliga contra UEFA y FIFA. Una vez hecho eso, los dueños de aquélla tendrán que ponerla en marcha, con esas tres divisiones y ahí surgen un par, mínimo, de problemas.

El inicial es conseguir los 64 clubes que van a conformar esas tres divisiones, ya que ahora mismo solo hay tres clubes y les faltan 61. A ese efecto, hay que recordar que, esta misma semana, los equipos alemanes han negado cualquier posibilidad de participación en esa nueva competición. El presidente de la federación italiana ha dicho que, si alguno de sus equipos se va con la Superliga, no podrá jugar en el calcio nacional.

También, como ya relaté aquí mismo, los ingleses están constreñidos por las nuevas reglas del gobierno británico y o eligen una u otra competición. En España, el Atlético de Madrid, accionista de la Superliga SL, ha dicho que nanay y en Francia, ya anunciaron tanto el presidente Macron como el del PSG, Al-Khelaifi, que ni por asomo estarían ahí. Además, la FIFPRO, la federación internacional de futbolistas profesionales ha dicho que tampoco va a apoyar esa nueva competición. Visto ese panorama, el primer y esencial problema que va a tener la Superliga es llenarla de participantes.

La segunda es que, una vez creada, la UEFA, la FIFA, los clubes, las ligas, las federaciones, etc… podrán presentar una demanda y llegar, como lo hicieron los superligueros, al TJUE, con lo que, como la oca, tiro porque me toca. En fin, que el camino es tortuoso y largo y no se ve un final cercano.

Lo que no ha tocado la sentencia es si uno podrá jugar en competiciones oficiales y en esta nueva liga. Pero, como he manifestado, ya son varios países y clubes que la rechazan, así que lo normal es que, como otro de los pasos, consecuencia de los ya mencionados, es que no se permita, lo que llevará a otro procedimiento.

En definitiva, mucho de lo que alegrarse, para los abogados deportivos, que disfrutamos con eso, y mucho que esperar aún, hasta que haya un camino claro. Lo que yo desearía y también pediría es que se sentaran todos, como lo llevan haciendo desde el primer proyecto de otra superliga, allá por los años 90 del siglo pasado y negocien, que de eso se trata al final, de poder y dinero, y, a mi entender, poco de deporte. Ya estamos en Navidad y recomiendo algo ligero, pero de calidad, porque las comidas ya serán pesadas. Como las “Narraciones inverosímiles” de Pedro Antonio de Alarcón. Disfruten, pero cuídense.

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