La mejor noticia del Valencia 2023

Rubén Baraja es lo mejor que le he pasado al Valencia en 2023. Y quizá habría que sumar varios años más, porque lo que ha conseguido el Pipo está muy por encima de los resultados deportivos. Si tal día como hoy, hace doce meses, nos dicen que él sería el entrenador del equipo en este momento, casi nadie habría dado un duro porque así hubiera sido. Y digo «casi» porque algunos, entre los que me siento muy orgulloso de estar, siempre hemos pensado, y de alguna forma sabido, que su sitio era el que ocupa ahora mismo.

«Necesitamos un entrenador que sepa qué es el Valencia, que lo respete, que tenga claro quién es la propiedad, el entorno, los medios, la prensa y el marrón que tenemos encima, conociendo la plantilla. Sin miedo y con mucha hambre. Que quiera y valore ser grande aquí». Esto lo decía un servidor el 8 de febrero, cuando Baraja aún no había sido nombrado técnico del equipo, y en un momento en el que se abogaba mucho más por Vicente Moreno, o cuando se hablaba de Mendilíbar como una alternativa notablemente más «segura». Los dos grandes técnicos, y el de Massanassa, vecino. 

Cerca de un año más tarde…, no es ya que yo haya tenido razón, lo cual es lo de menos, sino que se ha demostrado que era la persona que hacía falta en ese momento, y ahora también, para sobrellevar una de las situaciones más marcianas que ha vivido este club desde que tengo uso de razón. En los 29 años que llevo en los medios he visto de todo, pero jamás un panorama como este, en todo sentido, dentro y fuera del club, con tanta crispación, división y ganas de guerra.

Baraja nos ha traído calma, sosiego, y valencianisno. Con todas sus fuerzas ha quitado y sigue quitando dramatismo a las delicadas situaciones que nos rodean. Eso de estar «jugando finales» en el mes de octubre ha quedado desterrado, porque no va con su forma de ser. Y también porque no ayuda a unos chavales, los que tiene, a los que hay que cuidar y tratar de liberar de presión y no meterles más hasta que se les caiga el mundo encima. Que, queriendo o sin querer, es lo que terminamos por propiciar con ciertas actitudes que se ven en demasiadas ocasiones. 

Ha cambiado el hablar de follones por hacerlo de fútbol. Ha convertido el desastre de los fichajes en algo que depende de un señor que no está aquí, y en lo que él y la plantilla no pueden influir. Ha pinchado muchos globos que no ayudan al Valencia en nada, y lo ha hecho de forma natural, sin buscarlo, simplemente poniendo al club por encima del resto y haciendo que lo urgente lo sea de verdad. Sin dejar de mirar a lo importante y teniendo claro que lo primero es lo primero. 

«Querría tener la posibilidad de tener otro Valencia, pero la realidad que tenemos es esta. No podemos engañar a los aficionados y decir que vamos a jugar la Champions. Nos generaría una frustración continua. Si a la gente le dices ‘esta es nuestra realidad y necesitamos vuestro apoyo’, nos lo dará». Baraja ni mucho menos es ajeno a la coyuntura del lugar donde está, pero antes que eso está el ser consciente del momento; y precisamente eso es lo que le convierte en el mejor entrenador que podría tener el equipo en este momento. Amén de haberse convertido en el activo más grande del club, porque, sin buscarlo y sin forzarlo, hace muchas más cosas de las que le tocan.

Antes de terminar me gustaría decir una cosa que posiblemente sea impopular, pero me da igual. Si pretendemos cambiar las cosas acosando por la calle a empleados del Valencia, nos estamos equivocando y mucho, además de dar una imagen que no representa a la gran afición que tiene este club. La vida privada de la gente, de todos, es sagrada. Lo que se tenga que decir, por salvaje o beligerante que sea, se ha de expresar en el campo o en la puerta de las oficinas, que abren todos los días. No, ese nunca puede ser el camino. Y mucho menos si el verdadero objetivo de todo eso es una miserable exposición en redes para ganarse unos cuantos likes.

Suscríbete para seguir leyendo