Hugo debe ser la lección de vida para este 2024

Lo dije hace algunas semanas en otra columna de opinión, que la memoria selectiva típica del mundo del fútbol había sido tremendamente injusta con Hugo Guillamón

Hugo Guillamón y Raphinha

Hugo Guillamón y Raphinha / SD

Rafa Jarque

Rafa Jarque

Lo dije hace algunas semanas en otra columna de opinión, que la memoria selectiva típica del mundo del fútbol había sido tremendamente injusta con Hugo Guillamón. Ahora no puedo estar más contento de que el tiempo me esté dando la razón. Y no por mí, sino por el propio Hugo, que se merece casi más que ninguno triunfar en el Valencia, en el club de su vida, ese en el que continuó incluso sin contrato y por el que luchó hasta ganarse un hueco en el primer equipo. 

Y con esto no estoy diciendo que ahora Hugo sea el mejor centrocampista del mundo o que vaya a volver a la Selección. Simplemente pienso que este resurgir con partidazo y golazo ante el Barça y con el 4/6 en puntos con él de titular confirma que ‘matar’ a un futbolista sin saber las circunstancias está demasiado barato hoy en día. 

Que Guillamón atravesó un mal momento de forma que se extendió demasiado es evidente, pero de ahí a dudar de su compromiso o incluso insinuar que está ‘pasota’ hay un trecho. No sé qué más puede hacer un futbolista para demostrar su amor al club que lo que ha hecho Hugo. En cualquier caso, ahora está imperial y la afición vuelve a confiar en él. Así es el fútbol. Pero bueno, que dure. Por él y por el Valencia. Para este 2024 el caso de Hugo es una buena lección con la que quedarse. Tirar la toalla no es una opción por ningún mal momento que se atraviese y el trabajo y sacrificio son innegociables. 

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