Dueño de su destino

El Levante tiene en 2024 la capacidad de escribir su futuro en lo deportivo y lo social

Los futbolistas del Levante UD celebran el gol que culminaba la remontada en Zaragoza.

Los futbolistas del Levante UD celebran el gol que culminaba la remontada en Zaragoza. / SD

Juanma Romero

Juanma Romero

Lo cierto es que no recuerdo un parón tan largo para el Levante desde hace mucho tiempo. El partido ante el Zaragoza aparece ya casi difuminado en la memoria y para la siguiente puesta en escena ante el Albacete todavía queda un mundo. En los planes seguro que entraba jugar la siguiente eliminatoria de Copa del Rey. La sorprendente y decepcionante eliminación ante el Amorebieta no entraba en la configuración de la campaña una vez que se supo el emparejamiento ante el cuadro vasco. Rival inferior y eliminatoria a partido único en casa llevaban a pensar en victoria y pasaporte para la siguiente ronda. Pero el fútbol, y este Levante, tienen estas cosas. En una tarde para olvidar el conjunto de Calleja se enredó a sí mismo en sus hilos de dudas, imprecisiones y errores para hincar la rodilla y no tener margen para levantarse en una competición que no admite tropiezos.

Este golpe copero ha despejado un calendario que aguarda una segunda vuelta con emociones fuertes y en la que todo, absolutamente todo, puede pasar. Lo mejor es que el Levante está ahora mismo en disposición de todo. Pese a estar fuera de los puestos de promoción y del ascenso directo, la frontera está a mano, y la pelea sigue muy viva, situación que creo es favorable para los intereses granotas. Uno de los grandes titulares es que no hay ningún equipo especialmente inspirado. La gran plantilla del Espanyol, la progresión del Valladolid, el impacto del Leganés, la solidez del Tenerife, el gran arranque del Zaragoza, o el eterno despertar del Elche, han tenido altibajos que ahora mismo les hacen ser aspirantes con la misma condición que el resto. Quizás, el Racing de Ferrol emerge como la opción más fiable ahora mismo, pero todavía con un recorrido muy largo por delante. En este contexto el Levante cuenta con sus opciones, y con la garantía de tener una plantilla solvente y capacitada para plantar cara a cualquiera. A excepción del duelo ante el Espanyol, en el que se vio escandalosamente superado, no ha habido una jornada en la que pese a jugar mejor o peor, no se haya contado con opciones de ganar. Hay muchos aspectos mejorables, para unos más y para otros menos, pero el poso arroja un desenlace con muchísimos finales posibles, casi al estilo de aquellos famosos libros en los que se podía elegir la última página de la historia.

El próximo 13 de enero arrancará una nueva fase de la campaña ante el Albacete, un enemigo deportivo que aspira a ser íntimo, pese al dominio levantinista en los recientes precedentes. Estos días de paréntesis han de servir para recomponer fuerzas, nivelar la motivación mental e insisto, corregir aquellas cosas que no han funcionado. Calleja parece haber conseguido salir del socavón en el que había caído con la suma de puntos de los últimos cuatro duelos del año, pero hay mucho por hacer dentro y fuera del campo.

Y es que no podemos dejar en el olvido, lo mucho que se juega el club en cuanto a su estabilidad económica. La necesaria comunión entre Danvila y la Fundación ha de ser cuestión de estado con unas arcas que necesitan alimento en forma de liquidez. Lejos de encomendarlo todo a un ascenso, el Levante ha de tener un plan B, C y Z preparado para sostener a un club agujereado en el bolsillo y obligado a abandonar la opulencia de antaño. En cualquier caso, sea en lo deportivo o en lo social, siempre estará la baza de ser dueño de su destino, de alcanzar, o al menos intentarlo, llegar hasta donde quiera. 

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