Y en 2024 seguiré opinando del Valencia lo que me parezca

Peter Lim se marchará cuando alguien llegue y compre sus acciones 

Imagen de la Junta General de 2023

Imagen de la Junta General de 2023 / VCF

Toni Hernández

Toni Hernández

Tengo una noticia bomba: el Valencia de Meriton no me paga por decir lo que pienso. Ni ellos ni nadie. Ni ahora ni en casi treinta años de carrera. Algunos periodistas se han reído de mí en determinadas épocas porque defendía mis ideas ‘gratis’, algo que se supone que debería ser siempre así. Pero supongo que esa es la habitual forma de pensar del que no acepta que haya quien tenga otras ideas u otras maneras de ver la vida. De los aspirantes a dictadores o acomplejados prepotentes que se tratan de imponer sobre los demás a base de terror y amenazas.

Cierta parte del entorno del Valencia lleva en ese modo mucho tiempo. En algunos casos es producto o consecuencia de aquel indeseable proceso de venta: cuando se amedrentaba, o se intentaba amedrentar, a aquellos que decían que Peter Lim no era la solución. Hubo persecuciones vergonzosas, llevadas en algunos casos por aquellos que hoy enarbolan la bandera del redentor y luchan por ‘echar’ al máximo accionista.

Doy gracias muchas veces por no haber estado ya en primera línea en aquellos oscuros días; y mucho. He analizado la figura del máximo accionista del club desde muchos prismas. En ocasiones ha sido desde cierta cercanía o, como ahora, desde la más absoluta distancia. Porque los puentes que hubo tendidos en su momento hace mucho que ya no existen, así como la voluntad de que esos puentes vuelvan a ser construidos.

Peter Lim se convirtió en un problema para el Valencia hace años desde ciertos puntos de vista. No ha invertido un euro en el Nuevo Mestalla, aunque hay una serie de costes mensuales que se han pagado y se pagan religiosamente. Ha decidido no invertir en la parcela deportiva cuando esto es un club de fútbol y ni que decir tiene que sin eso estamos condenados. Y ha mentido en demasiadas ocasiones sobre sus intenciones, con lo que ha dejado el punto de credibilidad del club en el momento más bajo de toda su historia, lo cual son palabras mayores.

Su tiempo aquí acabó hace mucho, pero de aquí no se va a ir por las buenas, ni le vamos a poder echar. No, esto no son tiempos pasados. Esto es lo que se llama ‘fútbol moderno’, cosa que no nos ha gustado nunca. Pero es el que hay. Lim se marchará cuando alguien le compre sus acciones, y eso sólo pasará cuando la mercantil tenga valor. Es decir, cuando el campo nuevo esté en marcha, cuando el actual esté vendido y el convenio esté firmado. Porque eso es lo que le interesa a un inversor que esté dispuesto a gastar muchos millones de euros, y no el escudo ni la historia del club en venta. Estas últimas dos cosas nos importan a nosotros los valencianistas y sólo a nosotros. A Dios le pido que no cometamos el mismo error otra vez.

Cuando se viven unos tiempos en los que decir esto te convierte en un vendido, y en los que al que compra este discurso le sale gratis, el problema ya no se llama Peter Lim. Ni mucho menos. Entonces el problema es nuestro, y deberíamos hacérnoslo mirar. Hacérnoslo mirar con lupa y, sobre todo, con inteligencia. Feliz año 2024 a todos los valencianistas, piensen como piensen, y un abrazo a mi director, Rafa Marín, quien sigue haciendo de este medio algo plural.

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