Tan sencillo pero tan complicado a la vez

Baraja pidió un proyecto y el Valencia puede dárselo pero no garantizárselo. Ahí está el problema. Con el mercado de invierno, y muy en especial con el caso Rafa Mir, se ha demostrado una vez más que Layhoon tiene firma pero no poder. Un bolígrafo sin tinta con el que tampoco pueden escribir Solís, Corona ni el propio Pipo. Ni ellos ni nadie que esté sometido al yugo de Lim. Así que a día de hoy ni proyecto ni por supuesto futuro, lo que complica muy mucho la continuidad del entrenador una vez termine esta temporada.

Está escrito en todos los idiomas que Baraja es lo mejor que ha pasado en mucho tiempo. Y está escrito también que si Baraja actúa como actúa no es porque trague sino porque ha sido lo suficientemente inteligente como para entender que lo que no ha funcionado con nadie tampoco lo haría con él. Los 35 puntos de la clasificación sí que llevan en este caso su rúbrica y responden tanto a su valentía como a la de los chavales, que han estado preparados cuando se les ha necesitado.

Que las oportunidades para la cantera siempre llegan por necesidad es una realidad que vale para el Valencia y para cualquier club. Pero lo es también, por mucho pecho que saque Corona, que no ha habido ningún método. Y, sobre todo, que se han gastado de un disparo las balas que había en la Academia para varias temporadas. Canteranos preparados para el primer nivel no salen todos los días ni por generación espontánea.

Por eso sería tan importante contar con un proyecto de verdad para potenciarlos, rodearlos y que crezcan. Para invertir en su futuro e incluso para sacrificar a alguno con un gran traspaso si eso permite, qué menos, construir una plantilla más compensada y completa. Tan fácil y tan difícil a la vez teniendo al mando a alguien que solo se preocupa en que esto no le cueste dinero. Y que acaba por subastarlo todo. Lo que pide Baraja es un plan. Lo más normal en un club de fútbol que con Lim no lo parece. 

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