Opinión | El Trasluz

¿Quién les dará tierra?

Nunca entendí la respuesta que dio Jesús a un hombre que le solicitó permiso para enterrar a su padre antes de seguirle:

-Deja que los muertos entierren a sus muertos.

Aún no la comprendo. A los muertos los entierran los vivos, siempre ha sido así. De pequeño, me metía en la cama dándole vueltas a esta imagen: a la de un grupo de cadáveres excavando tumbas para otros cadáveres y sentía que había ahí una incongruencia brutal. Sin embargo, la frase de Jesús, extraída del Nuevo Testamento, se citaba con frecuencia en las ceremonias religiosas, todavía se cita. Jamás me he atrevido a preguntar por su significado, ya que todo el mundo da por hecho que resulta evidente.

Pues no. Abro el periódico y veo a los vivos de las guerras en curso haciéndose cargo una vez más de sus difuntos, que se cuentan por miles. Me extraña, entonces, lo fácil que puede ser matar, pese a resultar tan difícil. Yo mismo no podría hacerlo ni siquiera a sabiendas de que jamás sería descubierto. Imagino que empujo a alguien por un precipicio. Pongamos que se trata de un hombre de unos cuarenta años al que veo caer como un maniquí hasta estrellarse en las profundidades del despeñadero. Luego me voy a casa. Me veo preparando la comida, me veo, por la tarde, pasando la aspiradora por el salón, viendo la tele, etcétera. Por fin llega la hora de acostarse. Cuando cierro los ojos, la escena de la caída se repite en bucle. No he matado a nadie, no he empujado a nadie por un barranco, y sin embargo me siento culpable por el mero hecho de haberlo imaginado. Y estoy hablando de un solo individuo, de un solo interfecto.

No creo que haya otra vida (he tenido bastante con esta), pero la respeto, respeto esa otra vida en la que no creo y tampoco en ella descansaría. ¿Me pasaría la muerte enterrando a mi víctima? Que sean los muertos los que entierren a sus muertos. De ser así, algunos van a tener mucho trabajo en el más allá. Lo que resulta difícil de entender es que sean capaces de dormir, incluso a base de ansiolíticos. ¿Cómo lo harán? ¿Cómo logran Netanyahu o Putin, por poner dos ejemplos cercanos, sobrevivir a tantos crímenes diarios? ¿Qué sentirán en su propio lecho de muerte? ¿Quién les dará tierra?