«Con Guus Hiddink todo era balón»

La escuela neerlandesa influida por La Naranja Mecánica llegó al Valencia CF de la mano del técnico, que revolucionó la manera de jugar y la metodología de entrenamiento

Hiddink

Hiddink / SD

Pau Pardo

Pau Pardo

El neerlandés Guus Hiddink puso fin ayer a una carrera de 34 años como entrenador tras dimitir de la Selección de Curazao. Su prolífica trayectoria al frente de los banquillos será recordada por la construcción del gran PSV campeón de Europa de 1988, su gusto por los retos exóticos y también por ser uno de los motores del cambio de metodología de entrenamiento y estilo de juego del fútbol español a través del Valencia CF a principios de la década de los 90.

El técnico de Varsseveld aterrizó en Mestalla, entonces Estadio Luis Casanova, en julio de 1991. En su presentación, una promesa: «Quiero que podáis disfrutar con el juego de esta plantilla». Dicho y hecho. Con Hiddink importaba el qué (ganar), pero también el cómo (jugar al fútbol de forma atractiva). El propio Fernando Gómez Colomer, líder en aquel equipo, se lo confirma a Superdeporte: «Éramos un equipo muy vistoso. Divertimos mucho a la afición».

Su transgresora manera de entender el fútbol enamoró a la parroquia valencianista con tardes en las que se disfrutó de partidos realmente estéticos. Un juego dinámico, combinativo e irreverente enfervoreció los ánimos de una afición ávida de disfrutar después de una ominosa década en la que solamente Víctor Espárrago puso algo de luz después de años de intrascendencia y un fatídico descenso a Segunda División.

Equipo y afición volvieron a sentirse temidos, respetados y también admirados gracias a una propuesta futbolística diferente a lo que en España se venía practicando años atrás. Sus dos primeros años quedó cuarto, una posición que entonces daba acceso a la UEFA y no a la Liga de Campeones, algo que en términos resultadistas le ha perjudicado a ojos de la historia. Mirándolo con perspectiva, el neerlandés es el décimo entrenador con mayor porcentaje de victorias (52,76%) de la historia del club de entre los que han dirigido a la entidad de Mestalla en un mínimo de 100 partidos.

Hiddink con el autobús del Valencia

Hiddink con el autobús del Valencia / Archivo SUPER

Parte de una revolución

Tras Leo Beenhakker al Real Madrid y Johan Cruyff al FC Bareclona, la escuela neerlandesa llegó al Valencia CF con Hiddink. Influidos por la filosofía de la Naranja Mecánica de Rinus Michels en los 70, llevaron al campeonato español una forma distinta de jugar, pero sobre todo, una manera diferente de entrenar. «Nos mostraron que los diferentes aspectos de la preparación se podían realizar de una forma integrada», explica Fernando Gómez.

De trabajar el físico, la táctica y la técnica como compartimentos separados e indivisibles a canalizar y entrenar todas estas facetas al mismo tiempo con un elemento en común: la pelota. En la Ciudad Deportiva de Paterna el balón pasó a ser el centro de todo. Partidos adaptados, dimensiones reducidas, rondos, posesiones… «Nunca repetíamos tareas, el abanico de ejercicios era muy amplio», recuerda Fernando.

Hiddink con Cruyff en Mestalla

Hiddink con Cruyff en Mestalla / Archivo

La debacle de Karlsruhe

A la estadía de Hiddink en Mestalla le hizo mucho daño recibir alguna goleada importante en Europa como la del Napolés de Daniel Fonseca, pero sobre todo la derrota en Karlsruhe por siete goles a cero que propició su destitución, a pesar de que el equipo llegó a la cita en los puestos de arriba de la liga española. Aquella temporada, tras el fracaso de sus siguientes dos sucesores, tuvo que regresar para dirigir al Valencia en el tramo final del campeonato ante la preocupante deriva de resultados. Recuperó al grupo, incluso lo acercó a puestos europeos, pero con el fin de la temporada llegó el punto y final a su periplo en la capital del Turia.

Se marchó sin sumar títulos a la vitrina del palco de Mestalla, pero ayudó a implantar un cambio de mentalidad en la entidad valencianista y fue uno de los responsables -junto con sus compatriotas Cruyff y Beenhakker- de importar a España el protagonismo del esférico a las sesiones de entrenamiento, especialmente en las escuelas, plantando una semilla que ha brotado con fuerza en el balompié del Siglo XXI.  

Hiddink con Arturo Tuzón

Hiddink con Arturo Tuzón / Archivo Super