COPA DEL REY

Esta Copa ‘pone’ mucho al equipo

El Valencia de Bordalás sacó la cara más competitiva de la temporada en San Mamés

El Valencia CF sueña con estar en la final de La Cartuja.

El Valencia CF sueña con estar en la final de La Cartuja. / LUIS TEJIDO

Pau Pardo

Pau Pardo

Este equipo quiere la Copa del Rey. La desea, la ansía. El Valencia CF salió al campo a mil revoluciones, imprimiendo ritmo a todas sus acciones y tirando las líneas de presión muy arriba. Con sus limitaciones y bajas, José Bordalás mandó a sus jugadores a morder y éstos respondieron sacando todo su carácter para no poner la otra mejilla contra los Raúl García, Dani García o Íñigo Martínez. Los complejos y la falta de oficio se quedaron en el vestuario. 

Motivados por la oportunidad de pisar una final de Copa del Rey después de dos años vagando por el desierto y en una temporada en la que no se está encontrando la deseada regularidad, el Valencia de Bordalás sacó la cara más competitiva de la temporada

No fue brillante, pero sí muy constante. Especialmente en la segunda mitad el equipo salió con ganas de llevarse a Mestalla un buen resultado y poco a poco fue doblegando al equipo de Marcelino a través de la verticalidad de sus acciones y de la viveza a la hora de atacar los duelos ofensivos. Con dificultades para hilvanar fútbol por dentro y tejer sociedades, el equipo apostó por su vertiente más venenosa: balones a bandas, pocos toques y búsqueda constante del área. El griterío respaldaba las acciones locales, pero el fuego interno de los jugadores valencianistas le hacía no amilanarse por la presión ambiental. 

A pesar de la menor experiencia de la mayoría de sus futbolistas, la realidad es que el Valencia no se arrugó cuando le tocó batallar y se acercó a su versión más ‘bordaliana’. Cometió casi el doble de infracciones que su rival (13-22), paró las transiciones ofensivas del Athletic con faltas tácticas y cuerpeó con contundencia. 

La sobreexcitación del equipo se tradujo en una imagen seria y madura, pero también elevó la tensión. Ninguno de los dos equipos quiso regalar ni un centímetro de campo, lo que generó varios encontronazos y ‘piques’ entre jugadores. Diakhaby y Williams o Hugo Duro y los centrales estuvieron todo el partido como el perro y el gato, pero fue justo ahí dónde el Valencia marcó la diferencia con respecto a otros partidos. En este contexto el equipo no se hizo pequeño ni se salió mentalmente de la contienda. La Copa les ‘pone’ demasiado como para desconectar un segundo.