El ‘Patata’ subió al cielo del valencianismo

Falleció por una enfermedad un aficionado icónico para el valencianismo con su ritual ‘subida y bajada’ a la grada de animación llevado en volandas como una estrella del ‘rock’

El Patata, 'bajando' por la grada de Mestalla

El Patata, 'bajando' por la grada de Mestalla / SD

Pau Pardo

Pau Pardo

En Mestalla ha tenido lugar durante años un ritual que ha calado hondo en el imaginario colectivo del pueblo valencianista, captando cada partido la atención de una afición que por un momento desviaba la mirada de los futbolistas para posarla en el mítico Rafael Riaza, alias el ‘Patata’, que como si de una estrella del rock se tratase, subía y bajaba la grada sin tocar el suelo siendo llevado en volandas por las manos de los allí presentes al ritmo de un cántico que quedará para la historia: «¡Qué suban al Patata! ¡Qué bajen al patata!». Esta semana fallecía a causa de una enfermedad, pero tras él deja una vida entregada a su Valencia CF que se remonta más de cinco décadas en el tiempo. Ayer sus allegados se despidieron de él en el tanatorio y hoy le brindarán un último adiós. También van a solicitar un minuto de silencio en el partido contra el Madrid.

Empezó a ir a Mestalla cuando no tenía más que diez años, su padre era taquillero en el coliseo de la Avenida de Suecia, se encargaba de cortar las entradas, y muy pronto Rafael empezó a ser uno más. El griterío del estadio le abrazó el corazón y desde ese momento se forjó una relación indestructible.

El ‘Patata’ siempre fue fiel a su escudo y también a su grada. Durante sus primeros más de diez años en Mestalla estuvo en la General Norte de Pie y en esta zona siguió cuando se fundó la peña Yomus. Y desde allí prestó su garganta a animar de forma incombustible a su equipo, una pasión que trasladó a otros estadios de España y de Europa. Fue uno de los valientes que se desplazó a Alemania en el fatídico ‘desastre de Karlsruhe’, una traumática experiencia que no le quitó las ganas de seguir al lado de su Valencia, pero que siempre contaba a sus allegados.

El ‘Patata’ subió al cielo del valencianismo

El ‘Patata’ subió al cielo del valencianismo / SD

Con el paso de las temporadas se mantuvo fiel y en los 90 empezó a llevar también a su hijo, con el que aparece en la retransmisión televisiva de la RTVV celebrando un gol de Robert Fernández al Real Madrid. Las personas de su alrededor se contagiaron siempre de su valencianismo, un virus que se hizo extensible a todo el estadio con la llegada de la Curva Nord y la creación de la tradición que le dio a conocer a las más de 40.000 personas que se daban cita cada partido en Mestalla: subir y bajar al ‘Patata’, el momento estrella de cada encuentro.  

Esta temporada, como todos los aficionados blanquinegros, lo estaba pasando muy mal viendo a su equipo en la lucha por no descender a Segunda División. Busta, su infatigable compañero de grada, se lo contaba a Superdeporte sobrepasado por la emoción y explicando la fuerza que su amigo estaba haciendo para ayudar a su Valencia a salvarse. Esta semana el ‘Patata’ subió al cielo de los valencianistas, dónde animará como siempre para que su equipo no baje y desde dónde espera ver un futuro mejor para el club de sus amores.