Los calificativos retóricos y la terminología evolucionada son parte del fútbol. Los hay para acuñar regates, remates, estilo de juego, posiciones. Son cultura futbolera cien por cien. Si durante el ciclo de oro de la Selección se viralizó la etiqueta de 'falso nueve' para bautizar al centrocampista que actuaba de delantero (Cesc Fàbregas), el delantero que desarrolla las funciones de un centrocampista podría o debería definirse como 'falso diez'. El contraste tiene a Rodrigo Moreno en el centro de ese pensamiento. El rol de tercer jugador interior se ha pronunciado en el Valencia CF de Celades, por impacto, pero también era manifiesto con Marcelino. Desde esa zona brilló, una vez más, en Ámsterdam. En la jugada del 0-1, Rodrigo aparece en la base de la jugada para apoyar a Parejo y termina rompiendo en el área rival para liquidar a Onana. Gran desmarque y definición de killer tras la asistencia de Ferran. Dos por uno.

En la Champions, Rodrigo ha ofrecido una versión total: dos goles y dos asistencias. En LaLiga, lleva dos roscos y seis pases de gol; en este apartado es el número uno del campeonato, por delante de Messi, Banega o Benzema. Son doce goles generados de forma directa en el primer tercio de la temporada. Números de enorme valor, nivel de juego de enorme valor. Como generador de juego va a superar sus mejores registros. La tendencia es clara: más pases, más intervenciones... Más centrocampismo. Gonzalo De los Santos, exjugador del Valencia CF y analista de SUPER, insiste en el nivel de Rodrigo: «Es el futbolista más determinante del Valencia junto con Parejo. Es un jugador muy dúctil, muy flexible para diferentes sistemas. Me gusta muchísimo como delantero en el sistema 4-4-2, incluso puede hacer la mediapunta en el 4-2-3-1, por detrás del nueve. Físicamente es un súperdotado, tiene velocidad y fortaleza física en el choque y en el contacto con los defensores».

Movimientos en ataque

Todo o casi todo se ha dicho o escrito de Rodrigo, pero Gonzalo de los Santos descubre nuevos puntos en su evolución: «Entiende muy bien el juego, le da muchas opciones de pase a sus compañeros. Además, estudia muy bien los movimientos de la línea defensiva rival para tirar los desmarques. Generalmente son de afuera hacia adentro, siempre buscando el pasillo central de área. Eso genera siempre posibilidades de gol».

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Clave en las transiciones

De los Santos destaca la visión periférica de Rodrigo y su trabajo para el equipo, con y sin balón. Ahora mismo, es un avión para conducir y activar el despliegue, un tapón fundamental en el repliegue. «En transiciones defensivas ha mejorado muchísimo, por el ímpetu físico que le pone siempre está replegando. El mediocentro rival es su primera opción de marca. Es lo más importante para los dos dibujos (4-4-2 o 4-2-3-1). Si en esos sistemas se deja jugar al organizador rival libre todo es más difícil para los dos mediocentros del Valencia. En este caso lo está haciendo a la perfección, siempre da una mano. Siempre es una rueda de auxilio, tanto a la hora de descargar en transición ofensiva, como a la hora de retroceder. Rodrigo es quien comienza a reducir espacios de delante hacia atrás. Así, las líneas están replegadas y juntas», describe De los Santos.

La mezcla con sus compañeros

La mejor referencia es el partido ante el Ajax, pero sucedió lo mismo en el Derbi ante el Levante. Rodrigo mezcla perfecto con cualquiera de sus socios de ataque y los potencia. Gonzalo de lo Santos subraya su poder de adaptación: «Tiene un gran poder de definición y cada vez se entiende mejor con Maxi. Cuando juega con el uruguayo, sus ataques y sus desmarques al espacio son mucho más constantes, producto de que Maxi es un delantero más posicional. Cuando juega con Gameiro se alternan entre los dos para ganar la espalda a los laterales rivales y para tirar esos desmarques de afuera hacia adentro, hacia el pasillo central». De los Santos lo tiene claro, Rodrigo Moreno no ha tocado techo: «Tiene margen de crecimiento todavía, pero su evolución va a ir de la mano de la evolución del equipo».