Un sufrido brindis navideño (2-1)

El Levante, con sus más y sus menos, afrontará otra ronda en Copa del Rey tras ganar al Andorra pasando más apuros de los deseados en el tramo final, pero cerrando el 2022 con un triunfo que anima a seguir sumando alegrías en la temporada del ascenso

Celebración del 2-0 del Levante ante el Andorra

Celebración del 2-0 del Levante ante el Andorra / LUD

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El 2022 del Levante nunca será recordado como un año cualquiera. El descenso a Segunda, pese a que se intentó evitar remando a contracorriente y sin descanso durante la segunda vuelta de la temporada pasada, siempre permanecerá en la historia más gris del combinado levantinista. Un escenario donde el fútbol, con sus defectos y con sus virtudes, le arrebató al Levante el privilegio de competir entre los mejores. Sin embargo, y pese a que el 2022 le haya robado al club su bien más preciado, terminó despertando una sonrisa entre los aficionados que sueñan con volver a la élite. Orriols, acostumbrado a recoger alegrías desde el aterrizaje de Javi Calleja al Ciutat de València, también se puso contento en una Copa del Rey que no entra en sus parámetros de ascenso, pero en donde también quieren dejar huella. Sufriendo y pasando más apuros de los deseados, pero ganando al Andorra gracias a las dianas de Roger Brugué y de Cantero (2-1).

Orriols, sin la presión a la que le somete LaLiga de sumar de tres en tres, disfrutó ante un equipo al que se le vio suelto sobre el verde. Alegre, sin nervios y con la sensación de que los jugadores que fueron alineados, con menor participación en la competición liguera, quisieron reivindicarse. El Andorra, a pesar de su notable estado de forma dentro de la categoría de plata, fue sometido por el Levante aunque, en los primeros coletazos del duelo, actuó con valentía. De hecho, superado el cuarto de hora de partido, un centro desde línea de fondo, y rematado por Pastor prácticamente a bocajarro, se fue rozando la portería defendida por Femenías. No obstante, el Levante se encargó de darle sentido a su estado de felicidad con anterioridad poniendo los puntos sobre las íes en el marcador.

Pepelu, incansable en la medular mediante su condición de todoterreno, abrió a Marc Pubill para que el lateral, un día después de celebrar el primer aniversario de su debut con el primer equipo, se la diese a Roger Brugué para que el ‘17’, en boca de gol, pusiese el primero en el luminoso. Orriols, ansioso de celebrar goles tras dos empates consecutivos sin tantos de por medio, festejó como si se tratase del último, mientras el Levante le dio argumentos para acumular más dianas en su bolsillo. Es más, el cuadro de Javi Calleja atacó sin cesar. Como mínimo, intimidó el marco de Marc Vidal, hasta que Cantero, caracterizado por su velocidad y verticalidad, aprovechó para poner el segundo cuando la primera mitad del partido entró en su recta final.

De un saque de esquina del Andorra, el ‘11’ recogió el balón en campo propio, detectó metros de longitud para correr y, cuando pisó área rival, no dudó en colocar el esférico de tal manera que fuese imparable. Fuerte y al palo corto. Tal fue su estado de confianza, que Wesley y Brugué, quienes acompañaron la jugada, no se postularon como una opción para anotar. Su gol que sirvió para poner tierra de por medio, pero el Andorra, ni mucho menos, dijo la última palabra. Pese a que el Levante se fue al descanso con una ventaja cómoda en el luminoso, los de Eder Sarabia se negaron a tirar la toalla. De hecho, llegaron a poner contra las cuerdas a los granotas superado el primer cuarto de hora de la segunda mitad.

Antes, Iván Gil, con un disparo desde lejos que se fue lamiendo la escuadra de Femenías, avisó de unas intenciones que no quedaron en vano. En el 62’, con un lanzamiento dirigido al segundo palo, recortó diferencias. Y lejos de arrugarse, el Andorra quemó todas sus naves, a la vez que provocó la tensión en un Ciutat que se sintió vulnerable. El conjunto visitante, de hecho, mereció el empate. Alba, en una jugada embarullada y con Femenías en tierra, no encontró portería, antes de que, después de un contragolpe trazado con precisión, Almpanis encontrase el camino del empate tras una parada de Femenías a Bakis, pero Postigo, bajo palos, impidió un mal mayor.

Acostumbrado a ser superior y a tener el balón, al Levante le tocó sufrir. Más de lo deseado, durante un tramo final donde se vio con la obligación de cerrar su ventaja. No obstante, el Levante se tomó el derecho de beberse otra ronda en Copa del Rey para terminar un 2022 que no dejará indiferente a ningún levantinista. Pero, la realidad, es que sus últimos coletazos han puesto la base del que se espera que sea un buen 2023. Con el ascenso como sueño y como prioridad. Pero, por qué no, con la Copa como escaparate para alimentarse de momentos de felicidad.