Opinión

Fracaso o decepción en la temporada del Valencia

Para competir de verdad con los equipos que nos sacan ventaja se debe invertir, volver a alguna forma al escenario de 2017

Una imagen de los valencianistas, decepcionados tras caer en La Cartuja

Una imagen de los valencianistas, decepcionados tras caer en La Cartuja / JM Lopez

La temporada del Valencia ha sido un fracaso? No nos hemos clasificado por tercera vez seguida para competiciones europeas, estamos de nuevo en mitad de la tabla y, aunque hemos jugado una final de la Copa del Rey (la sexta en 50 años, por aquello de que parece más normal de lo que realmente es), el cuerpo que se nos ha quedado no es el mejor de todos.

Esto no tiene debate, por la dimensión del propio club por un lado, y por las necesidades reales del día a día por otro. Sin competición continental habrá menos ingresos y, o bien el máximo accionista se rasca el bolsillo (cosa poco probable a tenor de lo visto en los últimos 3 años), o bien nos toca seguir vagando por la competición doméstica otro curso más.

¿Pero es un fracaso? ¿O sería más exacto llamarlo decepción? El que quiera buscar aquí blanqueamiento de Meriton o justificación de algo... Que termine de leer, que de eso ya hablaremos después. No obstante, soy de los que se queda con la segunda opción. Y me explico y lo pongo en contexto. Fracaso estrepitoso es el Valencia 19/20, después del parón por la pandemia, que, con una plantilla nivel Champions y un coste de 200 millones de euros y futbolistas extraordinarios -que habían hecho dos temporadas previas excelentes-, no se mete entre los 7 primeros y nos acaba dejando a todos la sensación de que se han dejado llevar en todas esas jornadas.

Algún día, dicho sea de paso, alguien nos podría contar qué demonios pasó en esos meses, porque es de las cosas más marcianas que han ocurrido a nivel deportivo en este club desde hace mucho tiempo; hablando sólo de fútbol, de nada más.

Eso sí fue un fracaso. Luego Meriton decidió vender/echar a determinados miembros de la plantilla y no invertir nada en el primer año para reponer las ausencias. Y gastar algo en la segunda, pero sin llegar a cubrir las deficiencias y necesidades que claramente eran palpables en el equipo. Con esos mimbres, y Bordalás ha cometido errores, como todos, ¿podemos decir que esta temporada es un fracaso o realmente es una decepción? Por delante están Madrid, Barcelona, Sevilla, Atlético de Madrid, Betis, Real Sociedad, Villarreal, Athletic y Osasuna. Menos los dos últimos, ¿tenemos mejor equipo que alguno de los 7 primeros para poder pelear -a 38 jornadas- por estar compitiendo con ellos?

Todo esto se confunde luego con que Meriton nos ha hecho bajar el nivel de exigencia y que nos conformamos con lo que sea (alguno recordaba que el empate del Granada nos había dado la salvación matemática).

Soy de los que dice que no, que no tiene nada que ver una cosa con la otra, y que, más allá de la grandeza, la tradición, el estadio o la afición, al fútbol juegan los futbolistas y, normalmente, los que tienen a los mejores quedan delante. Honestamente creo que no somos mejores que ninguno de los 7 primeros, y acompañaré la apreciación con un dato que resulta clarificador: de los 42 puntos disputados contra esos equipos (falta ir a Bilbao y que vengan los verdiblancos a casa) hemos sumado 8.

De lo que no hay duda es del culpable. La política deportiva de Meriton, la que marca Peter Lim, la que ha sido la constante desde aquel nefasto verano de 2020, es la que nos ha llevado a esto. ¿Qué hemos mejorado respecto al año pasado? Como para no hacerlo, que nos vimos en cifras muy similares al descenso de 1986 (convirtiendo la Liga a 2 puntos, como entonces). Pero para competir de verdad con los equipos que nos sacan ventaja hay que hacer las cosas de otra manera, se debe invertir, se tiene que volver de alguna forma al escenario de 2017, y si hay que vender a alguien teniendo claro que vienen otros para hacernos mejores, sin miedo.

Eso va de la mano del proyecto deportivo, ese gran desconocido, porque nadie del Valencia ha salido a explicarnos cuál es. Por cierto, querido club (y lo digo sin retranca porque es lo segundo que más quiero en el mundo después de mi familia y mis amigos), decidnos las cosas a la cara, sin temor, con la verdad por delante. Se os dirá de todo porque es lo que habéis sembrado, pero aquí sabemos valorar siempre lo bueno y lo malo, que tenemos más de 100 años de historia por algo, no sólo porque haya pasado el tiempo.