Opinión

El sentido común y el Nuevo Mestalla

El compromiso de acabar el estadio debió ser una de las bases elementales

Mark Fenwick junto a Sean Bai en la presentación del último proyecto para el nuevo estadio

Mark Fenwick junto a Sean Bai en la presentación del último proyecto para el nuevo estadio / Francisco Calabuig

El Nuevo Mestalla es un problema gigante para el Valencia y para Valencia desde hace más de una década. Cuando Juan Soler parió esta idea, más en concreto su padre, lo cierto es que era buena, sólo que se dio en un contexto, aunque propicio, peligroso: la burbuja inmobiliaria se encontraba en máxima plenitud. Cuando finalmente estalló, se lo llevó todo por delante, y nosotros, el Valencia, no fuimos la excepción. 

Cuando se le vendió a Meriton el club en 2014, el compromiso de acabar el campo debió ser una de las bases elementales del acuerdo, porque ya no era sólo que lo íbamos a necesitar como fuente de ingresos y motor financiero, era que eso nos permitiría vender el actual Mestalla y saldar gran parte de la deuda, si no toda, que tenemos acumulada desde hace más de un cuarto de siglo con Bankia, ahora mismo CaixaBank. Peter Lim ha mostrado un interés nulo, en el sentido económico al menos, en acabar esta obra. Lleva aquí 8 años, y los avances han sido los mismos que dicho interés: cero. Nos hemos «acostumbrado» a ver ese amasijo de hierro y cemento sin terminar cuando pasamos por la Avenida de Las Cortes, y esto es algo que no podemos permitirnos, ni como club ni como sociedad. 

Que Libertad VCF haya pedido que se cumplan los requisitos del contrato de venta me parece lo más razonable del mundo, y por ese motivo llevo años exigiendo que alguien nos muestre ese contrato real y final por el que se le vendió la mayoría accionarial a Meriton, porque ahí es donde está la clave del asunto, sin más. Con todo y con eso, el Nuevo Mestalla es el principio y el fin de todo, y lo sabemos, aunque muchos parece que se hagan los despistados porque tal forma de actuar les venga bien a corto plazo. Los políticos han jugado un papel del que un día habrá que hablar con mucha calma, puesto que determinadas actuaciones han sido, como poco, realmente extrañas. Ir contra la totalidad de lo que se propone, incluso antes de haberlo visto (como se reconocía en un comunicado oficial hace unos días), es algo que se califica por sí solo, y que deja claro que el sentido común, o mejor dicho el interés, juega un papel fundamental en esto. 

Con todo y con eso, el Nuevo Mestalla es el principio y el fin de todo, y lo sabemos, aunque muchos parece que se hagan los despistados porque tal forma de actuar les venga bien a corto plazo

El Nuevo Mestalla de 2006 se pensó en un contexto que ahora mismo es inviable. Por todo. Y lo tenemos claro, pero, de momento, al parecer, sale más rentable negar la mayor, buscando unos votos que igual terminan yéndose por otro lado. Y es que el «todo mal» siempre tiene una fecha de caducidad. 

Ahora se tienen 85 millones de euros en el cajón, y los 30 que faltan se pueden obtener en breve y de múltiples maneras. Se está trabajando en ello, doy fe de primera mano. Los mantras del «campo low cost», del tema de la capacidad y algunas cosas más podrían estar muy bien en otro contexto, pero ahora mismo no tienen sentido. Sentido común. Hay que terminar el estadio y vender el actual Mestalla porque, así, la deuda se enjugaría y de verdad se podría empezar de cero, o casi, y por fin se podría aspirar a tener un club potente y saneado. Y esto no va de Meriton −y la traca gorda la dejo para el final−. 

Inma Ibáñez dijo una verdad incómoda pero como un templo. «El Valencia debe ser viable por sí mismo y no depender de Lim ni de nadie». El que no entienda esto, desde luego, tiene un serio problema. Y por supuesto que al máximo accionista hay que exigirle que cumpla todos y cada uno de los compromisos que tiene firmados, porque para eso están. Pero, al margen de eso, nosotros debemos ser autosuficientes, no depender de nadie, porque esa esclavitud ya estamos viendo qué consecuencias tiene. 

Aunque tengo clarísimo que cada uno verá en este artículo lo que le dé la gana, igual de claro tengo que el Nuevo Mestalla no puede estar más tiempo parado; creo que todos coincidiremos en eso. Reflexionemos, por favor. No nos podemos negar a todo por sistema, y no nos conviene confundir siempre el club con Meriton, ya que, gracias a Dios, ni son lo mismo ni lo serán nunca.

Suscríbete para seguir leyendo