Lim, hola de nuevo

Desde que reaparició hace unas semanas, Layhoon recuperó lo del «yo soy Peter Lim para presentarse ante sus interlocutores. Ahora, tras el renombramiento bomba de ayer, podrá hacerlo en calidad de presidenta, un cargo que ya ostentaba de manera oficiosa. Cumplidos tres meses desde los audios que zarandearon los cimientos de Meriton, Lim ha dado el visto bueno a una revolución más radical que la que supuso la salida de Anil.

Además de la apuesta por su mano derecha, se ha confirmado la presencia de su hijo en la directiva, aunque está por ver con qué calado. Y sobre todo se borran de un plumazo buena parte de los rastros del expresidente. El experimento de Sean Bai como director general, quien escoltado por Theo y Joey congregó a los medios para prometer un nuevo club sin saber cómo, acabó realmente el día que la susodicha Layhoon visitó el Palau. El papel de la confirmada mandamás, clave durante la crisis de gobierno que se desató a raíz de nuestras revelaciones, ha ido agrandándose. Y será sobre sus hombros sobre los que recaerá la tarea titánica del comunicado:

«El Consejo desea reiterar que el Valencia CF está plenamente comprometido con la consecución del crecimiento y éxito a largo plazo del Club. El Consejo quiere seguir reforzando la relación con sus aficionados y brindarles grandes alegrías. Asimismo, el Consejo desea seguir trabajando con las autoridades y demás partes implicadas para llevar al Club a lo más alto».

Es, en esencia, la misma clave de las últimas semanas: el estadio como solución económica tanto si Lim quiere continuar como vender pese al mensaje intencionado sobre el «largo plazo» con el que lo que se pretende es precisamente sacar de la ecuación esa posibilidad real de que el máximo accionista, al parecer consciente de que esta es su última oportunidad, cambie de aires. 

Dos semanas

Por mucho hincapié que se ponga en el largo, también es tarea de Layhoon arreglar el corto, sobre todo en lo que se refiere al mercado de fichajes. Aunque por mucho que ella sea Lim, la última palabra la sigue teniendo su jefe.

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