¡Qué bochorno para toda nuestra ciudad!

Kiat prometió de todo, se paseó por las obras y se sentó en el Ayuntamiento... Un año después se ha cansado del ‘juguete’

Kiat Lim, en su visita ayer a las obras del Nou Mestalla.

Kiat Lim, en su visita ayer a las obras del Nou Mestalla.

Rafa Marín

Rafa Marín

El hijo de Peter Lim prometió, entre otras muchas cosas, una mayor cercanía con los aficionados. Sin embargo, coincidiendo con el primer aniversario de aquellas declaraciones en los medios oficiales, este jueves ni siquiera repetirá en la Junta de accionistas. Y así todo con Meriton. Nada más ha vuelto a saberse de Kiat, que continúa siendo consejero. Tampoco de su alud de promesas. Una ausencia que no hace más que abundar en la idea de que su padre está de retirada.

Y eso por mucho que mantenga atornillada a Layhoon, a la espera de salirse con la suya en el tema del estadio. La ausencia del heredero, que lo es por lo visto para el resto de empresas del conglomerado pero no para el Valencia CF, confirma tanto la falta de compromiso como lo rápido que el chico, como ya pasó con su hermana, se ha aburrido del juguete. Un bochorno para todos, especialmente para la ciudad, porque todavía están frescas sus imágenes visitando las obras o en la recepción en el Ayuntamiento.

Todo lo que no sea mantener los ojos bien abiertos para no recibir otro gol por la escuadra será bienvenido, con independencia del color político del que provenga, a la hora de dar luz verde a las licencias, las fichas urbanísticas y el convenio. Y es que, pese a la confianza en que los pocos accionistas que estarán presentes en la Junta harán un buen trabajo, de lo que digan la presidenta y Germán Cabrera habrá que tomar nota precisamente de la respuesta al Consistorio y poco más.

Después de tantos y tan reiterados incumplimientos, absolutamente todo lo que se escuche será obligatorio cogerlo con pinzas y ponerse como siempre en lo peor. La encrucijada sigue siendo de órdago y cada día que pasa se demuestra que la única salida pasa por un frente común, que ya está tardando, para poner fin a una de las experiencias más traumáticas a las que ha estado sometida la sociedad civil valenciana.

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