Levante, vence por nosotros

Con un 2023 cruel y turbulento, cerrarlo con pleno de triunfos es misión obligada

Los jugadores del Levante tienen que hacerse fuertes en un contexto adverso

Los jugadores del Levante tienen que hacerse fuertes en un contexto adverso / JM López

Juanma Romero

Juanma Romero

El Levante UD pondrá el candado como local al 2023 con el partido ante el Huesca del domingo. La pasada campaña ese cerrojo fue en Copa ante el Andorra y tuvo un alentador inicio, precisamente también en el torneo del KO frente al Getafe, que impulsó a los de Calleja a obtener un incontable flujo de resultados positivos que abrían de par en par las puertas hacia la Primera División. El camino por recorrer era largo y así se hizo con un desenlace que no hace falta recordar. Actualmente, la coyuntura es diferente. El cuadro granota llega a la cita ante los oscenses, rival inaccesible el último curso, en situación de interrogación y duda. Pese a los últimos cuatro puntos sumados frente a rivales de calibre como Valladolid y Sporting, el asterisco de Copa con el Amorebieta, y la falta de creencia en ganar de Gijón, no hacen que el Levante invite a ser una apuesta segura.

Despejar las dudas pasa de manera irrefutable por sacar el pleno de puntos que deja este 2023 ante los conjuntos aragoneses, Huesca y Zaragoza. Esto sería un golpe de efecto, un empuje a que todavía queda margen de mejora, y sobre todo, una demostración de hay mucho por lo que luchar, no es la hora, ni de lejos, de tirar la toalla. Se podrá pensar que es el famoso cuento de la lechera. Hasta puede ser. Sin embargo, estos jugadores y este cuerpo técnico tienen la capacidad de cambiar esto con resultados, lo primordial, y hasta con juego.

Con el marcador siempre como un factor innegociable, muchos queremos un Levante más vertical, más directo, más aguerrido, un Levante reconocible y no especulativo. Un equipo que no tenga dudas y que no las exporte. Un bloque ambicioso, que busque al rival, que exhiba su hambre por lograr los puntos y del que cualquier seguidor, se gane o no, salga orgulloso de lo que ha visto en el terreno de juego. Este hecho sí se pudo ver en las primeras jornadas, pero poco a poco, se difuminó hasta desaparecer del todo. El lado bueno de esto es que, si se consiguió una vez, se está en disposición de repetirlo y volverlo a alcanzar. Tomarlo como un reto debe ser un factor motivacional para la plantilla.

El hecho de jugar en el Ciutat tiene además un cariz de tener que dar un plus añadido. En un año con tanto vaivén, un gran número de seguidores han recorrido muchos kilómetros por apoyar a su equipo. En pocos campos, por no decir ninguno, no ha habido una camiseta del Levante desafiando a todo. El aficionado fue testigo de uno de los golpes más crueles que se puede recibir en un deporte tan pasional como es el fútbol. Pese a ello se levantó, volvió a creer y retornó a la ilusión. Con un Levante que tanto nos desconcierta, es complicado situarse, pero más allá de muestras de desaprobación, pitos o cánticos, el seguidor quiere seguir creyendo en su Levante, y lo mejor es que lo espera todavía. Estos motivos son más que suficientes para que la plantilla salga a morder ante el Huesca y regale un partido épico, uno de esos que hace que el camino a casa sea más fácil, uno de esos que obligue a mirar la clasificación y hacer cábalas, uno de esos que mantenga la llama de que algo grande puede aguardar en 2024. No rompamos este globo de armazón.

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