Hechos y no palabras

Por fin vuelve el fútbol al Ciutat. Queda muy lejano el pasado 20 de diciembre, día en el que se jugó el último partido oficial hasta la fecha. Un duelo que, pese a no ganarse, dejó un regusto más dulce que amargo por la reacción que exhibió el equipo tras el descanso para enjugar un 2-0 adverso ante el Zaragoza. Sin Copa del Rey, Calleja ha podido combinar vacaciones y trabajo para preparar al equipo hacia una segunda vuelta en la que todas las posibilidades de éxito están abiertas.

El lado positivo de este parón ha permitido vaciar algo la enfermería, así como rellenar los depósitos de energía y de confianza de un bloque que cerró en tendencia alcista 2023 y que ha de confirmar en este 2024. El Albacete será la primera piedra de toque del nuevo año. Enemigo íntimo, considerado así desde el lado manchego, el Ciutat espera con ansias este encuentro tras muchos días sin ver a su equipo y con el ánimo de que la imagen de solidez en casa sea una realidad. El Levante es sabedor de que deberá aumentar el puntaje de la primera vuelta para asegurarse, al menos, una de las seis primeras plazas, y a partir de ahí, licencia abierta para llegar a todo.

Más allá de la situación deportiva, que es la que al fin y al cabo marca el presente y el futuro inmediato del club en todos los ámbitos, estos días han vuelto a escribir más páginas sobre la situación económica del club y sobre ese proyecto de estabilidad que ha de instaurarse sí o sí de cara poner los pilares de un nuevo Levante más sostenible y capaz de no tener que sufrir apreturas en cuanto a la caja fuerte. El plan de Danvila sigue su curso y honestamente creo que es el que hay que impulsar. Cuestionar si es el mejor o no, si tiene un interés u otro, es obviar que realmente quiere salvar al Levante de la grave situación en la que se encuentra. Al contrario que en otros ámbitos, Danvila lo ha demostrado con hechos, y esos no son otros que el dinero contante y sonante. Realmente me cansan aquellos que quieren ponerse la capa de héroe, pero a la hora de la verdad no adelantan ni aseguran liquidez por ningún lado. 

Cualquier levantinista querría salvar a su equipo, pero no todos tenemos la capacidad de hacerlo. Es lícito tener una estrategia, un proceder o una idea, pero eso no basta, ni en el fútbol ni desgraciadamente en otros aspectos de la vida profesional, salvo contadas excepciones. Pensar que alguien como Danvila pueda tener un interés oculto o que su línea de trabajo pueda ser errónea no lo concibo. Y no lo hago porque con sus hechos, y su dinero, insisto en esto, ha dado un paso al frente en un momento delicado y con eso ya ha demostrado que quiere ayudar al club, eso ya me vale. Otro hubiera podido mirar de perfil, incluso esperar que alguien le llamara a la puerta, pero no ha sido el caso, e insisto, eso ya es una muestra de fe. Cuestionaremos, faltaría más, los desaciertos que se puedan cometer y que seguro se cometerán, pero a día de hoy valoro de manera positiva el paso adelante dado, un paso en el que un patrimonio personal está en juego, y en el que ahora mismo un club con el corazón de mucha gente está en vilo. La crítica es y será sana, pero demos tiempo al tiempo.

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