Peter Lim da la espalda a Baraja y sus niños

Es un sinsentido. El equipo quiere ser grande y Lim decide hacerlo pequeño

Rubén Baraja

Rubén Baraja

Andrés García

Andrés García

Hoy se cumple un año de la estampida de Gattuso. Salió corriendo y eso que presumía de ser amigo de Lim. Desde entonces, el único cambio en el Valencia ha sido Baraja. Y menos mal. El resto sigue igual. O peor. Sin dinero, sin estadio, sin fichajes y sin un máximo accionista que se preocupe por la buena gestión de su empresa. El Valencia está varado en el mismo punto que aquel 30 de enero de 2023. Los mercados de Lim desquician a cualquiera. Pasó con Javi Gracia, con Bordalás, con Gattuso y pasará con el Pipo tarde o temprano si Lim sigue por el camino de la dejadez y el conformismo de siempre.

No es justo lo que está sucediendo en este cierre de mercado. Baraja y sus jugadores lo están haciendo tan bien que se merecen una ayuda desde Singapur y la respuesta de Lim ha sido darles la espalda. Lo de no fichar a nadie más que a un jugador que viene de un filial de Primera RFEF con 34 minutos en LaLiga duele. Lo de buscar salida a Paulista a estas alturas del mercado indigna. Tarde y mal. Es una locura.

El Valencia conoce su situación contractual desde el 1 de septiembre cuando se cerró el mercado de verano y no ha movido ficha hasta ahora por orden expresa de Singapur. Al dueño no le importa perder potencial deportivo. Le dan igual el Pipo y sus niños. Es un sinsentido. El equipo juega con la ambición de que el Valencia vuelva a ser grande y Lim decide con la desidia y negligencia de hacerlo pequeño. Qué despropósito.

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