Ovación y homenaje a un verdadero crack

El mundo del deporte, cuya respuesta ha sido ejemplar, puede hacer mucho en favor de los afectados por el trágico incendio

Julián, héroe en el Incendio de Maestro Rodrigo

Julián, héroe en el Incendio de Maestro Rodrigo

Rafa Marín

Rafa Marín

Los mal llamados héroes anónimos siempre tienen nombre. Y en el incendio de Campanar hubo un ángel de la guarda que se llama Julián. El conserje del edificio fue llamando puerta por puerta, hasta que pudo, para alertar al máximo número de vecinos. Un verdadero crack, homenajeado ayer con aplausos tras el minuto de silencio en la Plaza del Ayuntamiento, que notó «como una llamarada» al sacar a una anciana de su piso y que aun así todavía ayudó al rescate de un hombre en silla de ruedas. Aunque ahora sea lo que menos le importe, el héroe Julián es también un símbolo del día después de la tragedia.

A las pérdidas humanas e irreparables se suman las materiales y en su caso él se ha quedado sin un trabajo que desempeñaba desde 2009. Como sociedad, y el comportamiento de la nuestra está siendo del todo ejemplar, a las víctimas no se les puede dejar en la estacada. Las ayudas por tanto no deben ser flor de un día sino mantenerse en el tiempo. Y en ese sentido el mundo del deporte puede hacer mucho.

Los afectados se merecen que el respaldo de los clubes de la ciudad, que se han volcado de una manera espectacular desde el primer momento, se materialice en un torneo benéfico con el que se obtenga la mayor recaudación posible. Valencia y Levante, como clubes más representativos, están llamados a liderar un movimiento que implique al resto con independencia de las disciplinas.

La red de solidaridad que se ha desplegado estos días debe tener su continuidad y plasmarse en una iniciativa con la que vuelva a quedar clara cuál es la talla de una ciudad en la que sobrarán los candidatos, cuando llegue el día, para hacer el saque de honor. Julián desde luego tiene que ser uno pero junto a él que tampoco falten todos esos mal llamados héroes anónimos cuyos nombres es necesario y conveniente que se vayan conociendo. A los verdaderos cracks hay que identificarlos y que sirvan de ejemplo.

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