Orgulloso de ser del Valencia

Ahora tocar el cielo es ver a tu hija pegando saltos por un gol más que tu mismo

Piña de los jugadores del Valencia celebrando un gol en Mestalla

Piña de los jugadores del Valencia celebrando un gol en Mestalla / JM López

Toni Hernández

Toni Hernández

No puedo sentir más orgullo por ser del Valencia. Esa es una verdad que vive conmigo desde que tengo uso de razón, pero que, conforme voy cumpliendo años, toma dimensiones distintas. Ahora tocar el cielo es ver a tu hija pegando saltos por el gol de Hugo Duro al Madrid más que celebrarlo tú mismo como un loco, que también. Y por supuesto ve r cómo actúa el valencianismo ante situaciones que son una absoluta aberración; injustas, macabras y desvergonzadas. 

Mestalla fue el campo efervescente y modélico que siempre es contra el Madrid. Y eso que tuvo que aguantar a un niñato provocador, uno que alguna vez se va a encontrar a alguien que le aplique la ley no escrita del fútbol, porque eso pasará. Buscaron hacernos daño y no pudieron, porque es imposible encontrar algo que no existe, por más que algunos pretendan que lo inexistente se haga realidad. En Valencia no hay racismo y punto. La caverna mediática blanca es algo terrible, lo sabemos todos, pero es que esta vez lo intentaron con medios de todo el mundo y tampoco pudieron.

No hay nada que reprochar y, aún así, lo hacen. Y sin embargo no he visto campañas contra el provocador absurdo de Vinicius por intentar que la grada entrara al trapo de la ignominia. Y no he visto a nadie denunciar que Peter Federico haya tenido que restringir sus redes sociales porque al muchacho se le ocurriera querer ganar el partido y arengar a la grada. No, nada de lo que los inquisidores querían que pasara pasó. La afición del Valencia se comportó con señorío, pero eso el rodillo mediático, claro, lo pasa por alto. Y eso por no mencionar el circo dantesco que montaron con el final del partido sabiendo que no tienen razón y que no hay gol anulado ni nada por el estilo. Curiosamente, del final de la primera parte, con nosotros en su área y balón en juego, no han dicho nada. 

El club estuvo a la altura del día; y no era fácil. Todos seguimos con el corazón encogido por lo ocurrido en Campanar, y el homenaje de Mestalla fue de los que se recuerdan siempre. No hace falta insistir más, que al final parece que seamos culpables, pero a veces uno tiene que decir lo que tiene que decir: somos una institución gigante formada por gente maravillosa. ¿Que siempre tendremos algún tonto por estadística? Pues sí, como en todas partes. Unos pocos, muy pocos, que no sólo son la excepción sino que me atrevería a decir que es gente que anda perdida y que ha parado aquí como puede parar (y para) en cualquier otra parte. 

El valencianismo dio una clase magistral desde las 17 horas hasta que terminó el partido. La manifestación contra Lim fue un éxito, como no podía ser de otra forma. Miles de personas en la calle, de forma pacífica, pidiendo que esto se termine, que se ponga una solución, que el Valencia deje de estar como está. Lo he dicho antes y lo repito ahora, no creo en las manifestaciones, de ningún tipo. Pero la demostración de amor propio de esta afición, contra todo y contra todos, bien vale que se diga muchas veces que todo fue mejor que bien, que el músculo social de este club es infinito. Si alguien alguna vez entiende este potencial, podremos ser los más grandes de este país. De eso no he tenido nunca ninguna duda.

Ayudó a aumentar el orgullo un equipo, el equipazo de Baraja, que dio un baño táctico al Madrid en la primera parte. Y que vio cómo en un alargue muy raro de esta primera mitad (del que tampoco se ha dicho nada) le hacían el 2-1. Aunque el equipo había visto enjugada su ventaja, se lanzó con todo al ataque los últimos diez minutos para buscar un triunfo que estuvo en las botas de Peter Federico. Luego, el show final que montó esta gente, pues… ya lo sabemos, es lo habitual siempre que no ganan.

Y el final para uno de los nuestros. Porque Mouctar Diakhaby ya es valenciano, valencianista y un tipo que, con todo, se ha terminado ganando el cariño y el amor de la grada. Sólo cabe decir una cosa: aquí vas a tener a la afición para lo que haga falta. Para absolutamente todo lo que necesites. Esta afición que te ha apretado y gritado cuando has fallado, en estos momentos tan complicados, te va a hacer sentir el tipo más afortunado de la tierra. Puedes estar seguro de ello. Somos así y no pensamos cambiar jamás. Porque cuando estás orgulloso de lo que eres y de cómo lo eres, lo último que quieres es cambiar. Fuerza, Mouctar. La afición de tu Valencia está contigo, y nunca te va a abandonar.

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