El vestuario no puede romperse

Si las grietas se hacen grandes será imposible salvarse. Los capitanes lo tienen claro: unión y compromiso. «O vamos todos a una o no lo sacamos»

Una imagen del Valencia-Sevilla

Una imagen del Valencia-Sevilla / Francisco Calabuig

Andrés García

Andrés García

El Valencia atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia. El margen de error se ha agotado y el club está al borde de su segundo descenso en sus 104 años de vida. La derrota contra el Sevilla en Mestalla ha hundido al equipo en los puestos de abajo y lo ha acercado al abismo a falta de nueve jornadas para la finalización de LaLiga. Peter Lim no arregló nada en el mercado de invierno.

Al revés, condenó al equipo a sufrir hasta final de temporada con su decisión de no reforzar la plantilla. La solución pasa por Rubén Baraja y los jugadores. No queda otra. El equipo, de momento, no ha sido capaz de cambiar la dinámica de resultados con el Pipo en el banquillo. La racha de 7 de 24 puntos es una losa a nivel clasificatorio. Aún así, el técnico y los jugadores siguen creyendo en la permanencia. Para que eso ocurra hay que ganar partidos y, algo caso tan importante en clave interna, conseguir que el vestuario no se rompa. Si las grietas se hacen grandes será imposible salvarse. 

Los pesos pesados del vestuario (cada temporada hay menos en la plantilla) lo tienen claro: «O vamos todos a una o no lo sacamos». Los jugadores importantes y con más experiencia en este tipo de situaciones saben que la salvación pasa por priorizar el grupo a los intereses individuales y remar todos juntos por la permanencia. Ahora más que nunca está prohibido bajar los brazos y dejarse llevar.

El equipo necesita más que nunca la unión y el compromiso/implicación de todos de aquí a final de temporada. Este joven grupo de jugadores no es sospechoso de falta de actitud (la sensación es que quieren pero no pueden), pero existe el riesgo de que cada jugador mire por sus intereses y comience a hacer la guerra por su cuenta. Y más teniendo en cuenta que el futuro de la mayoría de futbolistas (cedidos y con contrato vigente) está en el aire. Baraja necesita que todos sus jugadores se exijan al máximo y remen en la misma dirección. Si no será imposible salvarse. 

Los tres capitanes, en Paterna

El capitán José Luis Gayà señaló el camino a la finalización del partido contra el Sevilla: «No podemos partirnos aún». «Si alguien piensa que lo vamos a tirar todo o que nos vamos a venir abajo, ni mucho menos. Duele, pero nos vamos a levantar y lo vamos a sacar. Quedan nueve partidos. Esto no va a consolar a nadie, pero nadie se va a partir ahí dentro», aseguró. Gayà acudió ayer a la ciudad deportiva de Paterna en el día de libre de la plantilla junto a otros futbolistas entre los que también estaban el segundo y tercer capitán Jaume Domènech y Gabriel Paulista. Los veteranos han vivido crisis similares y saben que en el momento en el que el grupo deje de estar cohesionado y responsabilizado se acabaron las opciones de salvación.

Tampoco ayudan los árbitros. El equipo se siente maltratado y, lo más peligroso, desquiciado. Varios jugadores se tuvieron que morder la lengua tras el partido para evitar sanciones. Todas las fuerzas tiene que ir en una misma dirección: ganar al Elche. Como un EQUIPO.